Si hay un actor que ha sabido reinventarse y renacer de sus cenizas cual
ave fénix ese es Robert Downey Jr. A lo mejor alguno no os acordáis pero, tras
encadenar varios éxitos en los 90, Robert Downey Jr. tuvo numerosos problemas
legales a causa de su adicción a las drogas, provocando que se le considerase
un actor de riesgo al que había que pensarse más de dos veces contratar. La
realidad es que el actor, por fin, parece haber dejado las drogas y está
totalmente centrado en su carrera gracias al gran éxito alcanzado por su papel
de Tony Stark en la saga de Iron Man y Los Vengadores. Ahora nos llega su nueva
película, El Juez, una magnífica oportunidad para demostrar que, además, de
carisma, también sabe actuar.
Hank Palmer (Robert Downey Jr.),
es un abogado que tiene que volver a su antiguo hogar al fallecer su madre. Allí se reencontrará con su padre (Robert
Duvall), el juez, con quien no tiene una buena relación desde hace años pero al
que tendrá que defender de una acusación de asesinato.
El Juez no aporta nada relevante
al cine de dramas familiares pero tiene la suerte de contar con dos grandes
actores, Robert Downey Jr. y Robert Duvall, que dan relevancia a un proyecto
que no difiere mucho de lo que sería un telefilm de sobremesa. Es una película
previsible, sensiblera y poco vistosa y, sin embargo, nos ofrece dos de las
interpretaciones masculinas más potentes en lo que va de año, de esas que,
fácilmente, pueden recibir alguna nominación en los principales premios
cinematográficos. Es cierto que, quitando a los actores (incluidos a los
secundarios) no hay mucho más que reseñar en una película que va a medio camino
entre el drama familiar y el drama judicial pero cuya historia no consigue
engancharnos en ningún momento.
La verdad es que todo el tema de
vuelta a casa, enfrentamiento con fantasmas del pasado y resolución (o no) de
conflictos está ya muy visto y casi todas las películas que tratan estos temas
acaban cayendo en lo mismo. Por eso, como ya pasó el año pasado con Agosto
(John Wells, 2013) es de agradecer que en El Juez se ceda el protagonismo
absoluto a los actores y se les deje desplegar sus cualidades porque, si no, la
película sería una auténtica nadería digna de acompañar una plácida siesta. Además
de las grandes interpretaciones de Robert Downey Jr. y Robert Duvall, hay que
destacar entre los secundarios a Vera Farmiga, Vincent D’Onofrio y, sobre todo,
a Billy Bob Thornton, quien está brillante en el papel del frío abogado de la
acusación.
El Juez no es una mala opción si
os gustan las películas sostenidas, casi en su totalidad, por sus actores. No
hay grandes alardes, no hay un guión poderoso ni una historia de las que te
dejan pegado a la butaca, sólo hay dos grandes actores que, sin estridencias ni
grandilocuencias, consiguen ofrecernos unas muy buenas interpretaciones. Si os interesan los actores y disfrutáis con su trabajo, os gustará la película. Si no, os parecerá una pérdida de tiempo. Dicen
por ahí que El Juez es oscarizable y no me extrañaría que, como mínimo, Robert
Duvall acabara nominado aunque sea a mejor actor secundario. Veremos.
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