No, hoy no voy a
hacer una crítica de una peli de Almodóvar, hoy quiero hablar de un problema con
el que acaba encontrándose cualquier aficionado al cine o a las series de
televisión: los tan temidos y odiados spoilers.
Alguien muy
cercano a mí dice siempre que la lacra del siglo XXI es la publicidad, pero no
os engañéis, queridos míos, la lacra de la este sigloson los spoilers. Vamos a empezar
por lo más sencillo, porque habrá alguien que se pregunte, ¿qué es spoiler?. Pues
spoilersignifica echar a perder, arruinar o estropear así que, básicamente, un spoileres
aquella información que te estropea o arruina una película, un libro, una serie…
Os pongo un ejemplo muy gráfico de lo que sería un spoiler de los gordos: que
alguien te dijese lo que pasa con Bruce Willis antes de ver El Sexto Sentido.
Pues eso es un spoiler: una pu**da bien gorda.
Bait es una película de terror
australiana dirigida por Kimble Rendall (Cut). El argumento es muy
sencillo. Tras un tsunami, un grupo de personas quedan atrapadas en un
supermercado. El problema es que no están solas ya que les acompañan un par de
tiburones. Empieza, entonces, una lucha por la supervivencia contra uno
de los mayores depredadores del planeta.
Bait es un claro ejemplo
de la típica monster movie de serie B, sólo que en este caso es evidente que
está mejor hecha que la mayoría de estos subproductos. Y eso se nota tanto en
los efectos especiales (que excepto en la parte final son incluso decentes)
como en las interpretaciones (que sin ser para tirar cohetes, cumplen el
trámite). Pero, si os parece, vamos
a destriparla un poco.
Jean Yarbrough (1901-1975)
fue un director de cine y televisión americano, especialmente prolífico en la
década de los 40. La inmensa
mayoría de los aficionados al séptimo arte no habrán oído este nombre nunca,
algo lógico ya que Yarbrough no fue para nada un genio. Sin embargo, los
aficionados a la serie B de lo más cutre le conocerán, porque si por algo debe
ser recordado este hombre es por un puñado de películas que fueron rodadas con
pocos medios y menos talento pero sin prejuicios y bastante imaginación. Lo malo, como
suele ocurrir en estos casos, es que no es fácil hacerse con este tipo de
películas. Por eso, los amantes de este tipo de cine, no podremos agradecer lo
suficiente la labor de la gente de L’Atelier 13 que cada poco van editando
joyitas de estas que de otra manera no tendríamos manera de encontrar.
Precisamente, en
un pack editado por L’Atelier 13 (que guardo como oro en paño, cómo todo lo que
tengo editado por ellos) vienen dos películas del protagonista de esta entrada.
Como véis en las fotos, el Pack es Los Grandes Clásicos del Cine de Terror
Volumen 2 y, entre otrasmaravillas,
están King of the Zombies y The Brute Man que junto a The Devil Bat (con Bela
Lugosi) y She-Wolf of London van a ser las películas elegidas para hacer un
repaso a la filmografía de este director.
Fascinación (AKA
Obsesión) es una película de 1976 del director estadounidense Brian de Palma (Carrie,
Los intocables de Elliot Ness, Atrapado por su pasado) protagonizada por Cliff Robertson (Mujeres en Venecia, Charly), Geneviève Bujold (Ana de los mil días, Inseparables) y John Lithgow (Footloose, Dexter).
Esta película
llegó a mis manos hace unos meses de la manera más tonta ya que la encontramos
a precio de derribo en una conocida tienda (de esas que dicen eso de “yo no soy
tonto”). Además del precio, también influyó la edición en si, que como véis en
las fotos, trae la película y un libro sobre Brian de Palma metidos dentro de
una lata metálica de lo más mona.
Pero empecemos
con la crítica (ya sabéis, SPOILERS por doquier).
En un documental que viene como extra en el DVD, Brian de
Palma y Paul Schrader (guionista de la película) dicen que vieron Vértigo y de ahí sacaron la inspiración para hacer Fascinación. Habrá quien hable
de inspiración o habrá quien incluso hable de plagio. La cuestión es que las
semejanzas son muchas, empezando por el hecho de que la banda sonora fuese
compuesta por Bernard Herrmann (quien también compuso la de Vértigo) siendo más que evidente que hay
mucho de la primera en la segunda, siguiendo porque la premisa del guión es
básicamente la misma y terminando porque hay planos que parecen calcados.
Pero el tema
es que Brian de Palma en ningún momento ha negado sus intenciones ni sus influencias
y, teniendo en cuenta en la bizarrada en la que se acaba convirtiendo su
película creo que se ha ganado sin dudarlo el sello de aprobación de los guilty
pleasures de Pinguirina.
Fascinaciónes una especie de Vértigo meets Rebeca. Nos
cuenta la historia de una familia feliz a la que sacude la tragedia cuando
lamujer y la hija del protagonista
(Cliff Robertson) son raptadas y el secuestro tiene un desenlace fatal. Pasan los años y
él no olvida, así que su socio (John Litgow) le convence para ir a Florencia,
curiosamente el lugar en el que conoció a su añorada esposa. Y allí, en la preciosa
iglesia de San Miniato al Monte conoce a una joven idéntica a su amor perdido.
Como nos podemos imaginar, y al igual que pasaba en Vértigo, el personaje de
Cliff Robertson hará todo lo posible por acercarse a esta joven y empezar una
relación con ella (y lo consigue, claro).
Es desde este
momento cuando la película cada vez se hace más loca e histérica.
Reminiscencias de Rebeca, necrofilia latente, traición, confusión e…incesto. A esto hay que
unirle unos diálogos que, por momentos, son sonrojantes (la mayoría de las
intervenciones de John Litgow son de traca), una cámara totalmente enloquecida
e irritante (como es marca de la casa) y un actor protagonista que no está a la
altura en ningún momento porque tiene la misma cara de palo durante todo el
metraje (hijo mío, que te pasa de todo y ¡¡¡¡no mueves ni un músculo!!!!).
Mención especial
para Geneviève Bujold, la mejor del reparto sin duda, en un doble papel (y que
papelón, madre mía).
En conclusión, que
es guilty a más no poder y algo me dice que no será la última vez que hablemos
de Brian de Palma…
Para acabar, os dejo el tráiler de Vértigoy, además, os invito a ver las dos películas del tirón, seguro que el mini-maratón no os defrauda.
No se me ocurre una mejor manera para inaugurar el blog que colgar una crítica sobre la película revelación del verano.Sharknado, por si alguien no lo sabe, causó sensación en redes sociales el día de su estreno en la televisión americana. Se llegaron a registrar más de 5000 tweets por minuto mientras la emitían lo cual, como sabréis los que os movéis por el Twitter, es una auténtica barbaridad. Personalidades tan dispares como Damon Lindelof o Mia Farrow dedicaron alguno de sus comentarios en esa red social a hablar de esta joyita.
Habrá quien se eche las manos a la cabeza al leerme, pero ya sabíais a lo que veníais ¿no? así que aquí os dejo mi crítica, qué la disfrutéis...
En una época en la que la falta de ideas hace
casi imposible ver algo novedoso, no puedo por menos que darle las
gracias a Syfy por habernos regalado este pedazo de película. Es mala a rabiar, no tiene sentido, las interpretaciones son
sonrojantes, la trama roza el surrealismo y los diálogos son lo peor
pero es que los creadores de esta maravilla lo saben y les da
exactamente igual.
Y eso es lo que valoro en este tipo de cine, si una película es de Serie
B (o Z) ¿porqué no estar orgullosa de serlo?. No soporto las películas
malas que van de pelis serias, no, lo que es una gozada son las
películas que saben que son malas con ganas y se regodean en ello. Y,
señores y señoras, Sharkanado sabe que es mala pero le encanta serlo y
lo es sin complejos.
Esta pedazo película ha cumplido punto por punto (y con nota) todo lo que yo podía
esperar de ella. Esperaba algo bizarro (tiburones volando dentro de un
tornado, qué más se puede pedir), efectos especiales bochornosos,
personajes estereotipados (y en su mayoria hostiables como suele ser
habitual en estos casos), y situaciones totalmente imposibles. Todo esto
lo esperaba pero es que me he encontrado mucho más.
ATENCIÓN: No seguir leyendo sino la habéis visto
SPOILERS A GO-GÓ:
- El personaje del borrachín
que se lleva su taburete del bar a todos lados para poder usarlo como
arma contra los tiburones. Cuando salió del coche para socorrer a
la mujer del perro y vi que sacaba el taburete del maletero del coche me
di cuenta de que estaba viendo una obra maestra de la caspa. Grande, muy grande.
-Tara Reid, inmutable, da igual que un tiburón se meta en su casa y se
coma a su novio, que minutos después su pedazo de casa se venga abajo
(por cierto, la única del barrio que se cae, que cosas) que su hijo se juegue la
vida o que su ex (Ian Ziering) haga un Jonás y la ballena (de esto hablaremos después,
por supuesto), ella sigue con su cara de palo perpetua.
-La camarera del bar, que parece estar pillada por el prota pero que
acaba arrimándose al hijo (hasta un triángulo amoroso tiene esta
maravilla)
-El final. El final es glorioso, ves lo que va a pasar, te lo imaginas,
lo ves venir pero te dices "no van a ser capaces". Y son capaces, el
prota sale de la barriga del tiburón a golpe de sierra mecánica. Pero
sacar de allí dentro a la camarera es lo más grande que he visto en
mucho tiempo.
Obligatoria para todo aquel fan de las monster movies de muy bajo coste, gozaréis como cochinos en lodazal.
Guilty pleasure: dícese de aquello con lo que disfrutamos pero que preferimos mantener oculto por miedo a lo que piensen los demás. El concepto del placer culpable lo podemos ver mucho aplicado al cine y a la televisión y de eso es de lo que vamos a hablar en Los guiltys de Pinguirina, de esas películas o series que, por un motivo que a veces es dificil de explicar, te gustan de tal manera que nunca te cansas de ellas.
No tengo ninguna intención de elevar a la categoría de obra maestra a ninguna de las películas o series de las que voy a hablar. Simplemente las elegiré por las sensaciones que me han provocado independientemente de que, objetivamente hablando, una película sea buena o mala. Una mala película puede ser un guilty de categoría mientras que una buena película no tiene porque serlo ¿o acaso alguien se avergonzaría de decir que le encantan Vértigo, El Padrino o El Ciudadano Kane? En cambio a ver quien es el listo que dice que le encanta lo que hace la gente de The Asylum (sí, qué pasa) o que ve El Guardaespaldas cada vez que la dan por la tele (lo se, no tengo remedio).