Jean Yarbrough (1901-1975)
fue un director de cine y televisión americano, especialmente prolífico en la
década de los 40. La inmensa
mayoría de los aficionados al séptimo arte no habrán oído este nombre nunca,
algo lógico ya que Yarbrough no fue para nada un genio. Sin embargo, los
aficionados a la serie B de lo más cutre le conocerán, porque si por algo debe
ser recordado este hombre es por un puñado de películas que fueron rodadas con
pocos medios y menos talento pero sin prejuicios y bastante imaginación. Lo malo, como
suele ocurrir en estos casos, es que no es fácil hacerse con este tipo de
películas. Por eso, los amantes de este tipo de cine, no podremos agradecer lo
suficiente la labor de la gente de L’Atelier 13 que cada poco van editando
joyitas de estas que de otra manera no tendríamos manera de encontrar.
Precisamente, en
un pack editado por L’Atelier 13 (que guardo como oro en paño, cómo todo lo que
tengo editado por ellos) vienen dos películas del protagonista de esta entrada.
Como véis en las fotos, el Pack es Los Grandes Clásicos del Cine de Terror
Volumen 2 y, entre otras maravillas,
están King of the Zombies y The Brute Man que junto a The Devil Bat (con Bela
Lugosi) y She-Wolf of London van a ser las películas elegidas para hacer un
repaso a la filmografía de este director.
Empezamos con The
devil bat (1940)
Para su primera
película, Jean Yarbrough tuvo la suerte de poder contar con un peso pesado del
género de terror de la talla de Bela Lugosi, el incomparable Drácula de la
Universal. Lamentablemente, la presencia de Bela Lugosi es casi el único atractivo
de un debut que ya apunta por donde van a ir los tiros con este director.
Bela Lugosi se mete en la piel de un mad doctor que, viendo como otros han hecho fortuna a costa de su trabajo, busca venganza. Lo desternillante es como decide hacerlo, ya que se sirve de un murciélago gigante para atacar a unas víctimas que previamente han sido rociadas con un perfume que es odiado por el bichejo.
Lo mejor de la película es, sin duda, el murciélago. El bicho en cuestión más bien
parece un pajarraco medio desplumado y en vez de gruñir, (o lo que sea
que hagan los murciélagos) emite un sonido metálico, como los muelles de un
colchón viejo. A todo esto hay
que unir que, cada vez que hacen un primer plano del murciélago, es evidente tanto
que es un animal que nada tiene que ver con el monigote que vemos en pantalla como que
los planos se repiten varias veces, lo cual pasa también todas las veces que el
murciélago sale de la guarida del mad doctor o cuando ataca. Vamos, que por
ahorrar costes (es más que palpable que no andaban muy sobrados de fondos)
repiten el metraje ya grabado varias veces (algo que haría también el
celebérrimo Ed Wood Jr.).
Mención especial
para los ataques del bichejo. Básicamente lo dejan caer encima del atacado y
ya, apenas se mueve y, aunque se supone que la gente muere porque el murciélago
ataca a la yugular, no se ve una sola gota de sangre en toda la película.
Estamos, en definitiva, ante un
bodrio simpático que se ve con cierto interés a pesar de ser totalmente
predecible y prescindible.
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