No soy muy fan ni de los biopic ni de los musicales pero siempre hay que
hacer excepciones y si un director tan interesante como Clint Eastwood decide, cumplidos
los 80, que es el momento de rodar un biopic musical, como mínimo, va a tener mi
interés. La película en cuestión, Jersey Boys, no está teniendo una acogida tan
buena como si la tuvieron en su tiempo Mistic River o Million Dollar Baby pero
Eastwood se ha ganado con creces que los que hemos disfrutado de su cine en
otras ocasiones le demos una oportunidad a esta cinta.
Adaptación cinematográfica del musical del mismo nombre en el que
conoceremos la historia de unos jóvenes de Nueva Jersey que no iban por el
buen camino pero que se unieron para crear el célebre grupo musical The Four
Seasons.
Hay que empezar diciendo que
Jersey Boys no va a pasar a la historia como la mejor película de Clint
Eastwood. Es innegable que, si buceamos en su filmografía, vamos a encontrar
unas cuantas películas mejores pero no creo que sea el horror del que hablan
muchos. Es cierto que, en líneas generales, es floja y resulta demasiado tibia cuando
aborda temas que podrían haber animado bastante la trama (todo lo relacionado
con la mafia, por ejemplo). También tiene el hándicap de que no aporta nada
nuevo, ni al cine musical ni al biopic, ya que se ajusta, muy fielmente y con
poca emoción, a los cánones habituales en estos géneros, pero la música es tan
buena que merece la pena ver la película.
Ojo, merece la pena verla,
siempre y cuando os guste el género y os guste este tipo de música. No es un musical exclusivamente
cantado pero hay unas cuantas actuaciones musicales y como éste no sea vuestro
género o no os guste la música de The Four Seasons, seguramente os aburriréis con la película. Hay
que añadir que no es sólo que la música sea buena sino que las mejores escenas
son las de las actuaciones musicales, destacando la que se desarrolla durante
la asistencia del grupo a The Ed Sullivan Show, que introduce un gran
flashback, que, por otra parte, es crucial para el desarrollo de la
película.
Algo positivo en Jersey Boys es
el reparto. Si exceptuamos a Christopher Walken, el resto de actores son
prácticamente desconocidos para el gran público y creo que es de agradecer que haya
primado el talento a las caras bonitas o las estrategias comerciales. De hecho,
algunos de los actores, como John Lloyd Young (Frankie Valli) o Renée Marino (Mary
Delgado), han retomado en la gran pantalla el papel que habían representado en
Broadway y demuestran que saben muy bien lo que hacen.
El problema es que ninguno de los principales protagonistas es especialmente
carismático, cantan muy bien, cumplen con su papel pero les falta el punto necesario para llenar la pantalla y, de
este modo, se acentúa aún más la sensación de tibieza que planea a lo largo de
la película.
Lo que sí es un acierto en
mayúsculas es convertir a los protagonistas en los narradores de la historia,
narración de la que hacen cómplice al espectador al mirar directamente a
cámara. Este recurso, junto a la escena post-créditos, son, posiblemente, los
mayores riesgos que toma Clint Eastwood en Jersey Boys pero no me cabe la menor
duda de que la apuesta le sale bien.
Recapitulando, Jersey Boys no va
a ser recordada como una de las grandes películas de Clint Eastwood ni será la
que le haga ganar su tercer Oscar al mejor director porque le falta chispa y no
tiene la potencia de anteriores trabajos del director pero, a pesar de su
previsibilidad, merece la pena viajar al pasado de la mano de Frankie Valli y
los Four Seasons.
PD: una curiosidad de Jersey Boys
es el cameo que se marca Clint Eastwood al más puro estilo Alfred Hitchcock. En
una escena en la que hay una televisión encendida podemos ver a Clint Eastwood
en un capítulo de la serie Rawhide, serie de género western en la que trabajó
desde 1959 hasta 1965 y que fue uno de sus primeros trabajos de importancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario