La entrada que os traigo hoy es muy especial y por eso voy a cambiar el
formato que suelo darle a las críticas del blog ya que más que hablar de la
película, voy a hablar, sobre todo, de uno de los personajes que salen en ella.
No os llevaréis ninguna sorpresa si os digo que Drácula es uno de mis
personajes de ficción favoritos. Me tengo que remontar a mi más tierna infancia
para recordar cual fue el momento en el que conocí esta figura y también fue,
durante la infancia, cuando vi la primera película protagonizada por Drácula.
Era demasiado pequeña como para poder recordar el título de la película pero lo que
sí os puedo decir que el que daba vida al vampiro más famoso de todos los
tiempos era Christopher Lee. Christopher Lee es, y siempre será, uno de los
Dráculas más icónicos de toda la historia del cine y, en concreto, la película
que protagoniza esta entrada es la primera en la que lo demostró: Drácula/Horror of Dracula.
Drácula fue la primera de una longeva serie de películas que la célebre
productora inglesa Hammer realizó de temática vampírica. Estamos en 1958 y la
Hammer acababa de iniciar su periodo de
esplendor tras al estreno de La Maldición de Frankenstein (Terence Fisher,
1957), película que unió por primera vez al trío fantástico formado por Terence
Fisher, Peter Cushing y Christopher Lee. El talento que estos tres hombres tenían
para el cine de terror queda claro en Drácula ya que consiguieron lo
inconcebible: ponerse a la altura del Drácula de 1931.
Alguna vez ya os he comentado que soy incapaz de elegir entre el Drácula
de Bela Lugosi y el de Christopher Lee pero no soy totalmente sincera. A nivel
puramente filmográfico, no puedo decir cual me gusta más porque cada una de
ellas, dentro de su contexto, son auténticas maravillas, pero a nivel personal,
quizá me quedaría con el de Lee por el simple hecho de que es el primer Drácula
que “conocí”. Seguramente muchos recordaréis un programa llamado Alucine que se
emitió durante los años 90. Gracias a ese programa, que emitía cada semana
películas de terror, tuve la oportunidad de ver (a escondidas, en muchas
ocasiones) películas que aún hoy sigo recordando y admirando. Y entre ellas,
estaba una de Drácula. La verdad es que no recuerdo el título de la película ni
el argumento pero lo que sí tengo grabado en la memoria era la presencia de
Christopher Lee. Recuerdo muy claramente el impacto que me provocaba
Christopher Lee cada vez que aparecía en pantalla porque era imponente pero,
sobre todo, me llamó mucho la atención que no hablaba y que tan sólo con una
mirada era capaz de ponerte los pelos de punta. Y estas mismas sensaciones son
las que me sigue provocando Lee a día de hoy porque si por algo destaca su
Drácula es por su presencia.
El Drácula de esta película del 58
es el mal en estado puro, es como un animal enrabietado que no necesita nada
más que mirarte para hacerte ver que estás en sus manos. El color le vino de
maravilla a esta película porque sin el rojo este Drácula no sería lo mismo.
Nos perderíamos la sangre, esa sangre que no existía en las películas de
vampiros anteriores, y nos perderíamos
los ojos de Lee, unos ojos rojos, más propios de una bestia que de un ser
humano. Y la verdad es que si algo tenemos claro es que el Drácula de Lee no es
humano y no sólo por su actitud, sino que por su expresión vemos que no
experimenta ni una sola emoción, o mejor dicho, sólo nos muestra una, la
excitación cuando está a punto de abalanzarse encima de sus víctimas.
Otra particularidad de este Drácula es su sexualidad. En esta película no
es tan evidente (no nos olvidemos de que aun estábamos en los 50) pero el
Drácula de Christopher Lee es puro sexo y, aunque este es un aspecto que se acentuará
en siguientes entregas de la saga, ya en esta película vemos detalles que hacen que lo tengamos presente. Y es que cada uno de los ataques del vampiro son muy
parecidos a lo que sería la visita de un amante furtivo. Ellas están nerviosas
esperándolo, nerviosas por la espera y nerviosas por el miedo que tienen de ser
descubiertas y cuando aparece Drácula se dejan llevar por el deseo sin plantearse
las consecuencias de sus actos mientras que Drácula se nos muestra tremendamente excitado y deseoso de satisfacer
sus necesidades. De hecho, mucho se ha hablado de que los colmillos del vampiro
son un símbolo fálico y, viendo las siguientes películas de temática vampírica que hizo la
Hammer, no podemos dejar de pensar que es un símil muy acertado.
Si alguien que no ha visto esta película lee mi entrada pensará que en
esta película el protagonismo absoluto lo tiene Drácula y nada más lejos de lo
que sucede en realidad. Drácula no es un secundario porque es el eje sobre el
que se vertebra la película pero quien realmente lleva el peso del film es
Peter Cushing, quien interpreta a Abraham Van Helsing, el principal antagonista
de Drácula. La película es, en realidad, la historia de la cacería del vampiro
encabezada por el Dr. Van Helsing, de manera que la cinta, además de ser un
gran título de terror tiene un punto de cine de aventura de lo más
destacable. Peter Cushing nos da en este Drácula el que sería su papel
prototípico en unas cuantas cintas de la Hammer, el del héroe entregado a su
lucha, sereno, elegante y tenaz, que se dejará la piel, si es necesario, para
acabar con su enemigo y librar al mundo del mal que lo acecha. Para el
recuerdo, el enfrentamiento final entre ambos personajes, un auténtico duelo de
titanes.
No me quiero enrollar mucho más porque más que una entrada esto va camino
de ser un testamento pero tenéis que disculparme porque esta película es muy
especial para mí. Sé que me he dejado muchas cosas en el tintero y que hay
aspectos de la cinta que apenas he tocado pero es que esta entrada pretende
ser, simplemente, una especie de homenaje a uno de mis personajes de ficción
favoritos así que, sed indulgentes conmigo pero, sobre todo, ved esta película.
Menudas joyas nos ha dejado la Hammer! Y el duo Christopher Lee y Peter Cushing es inolvidable. Yo tengo que confesar que si me decanto más por Lugosi que por Lee como Drácula... Pero es una cuestión de gustos. Sin embargo como película me quedo con esta que comentas de Fisher antes que con la de Browning de 1931. La versión de la Universal siempre me ha parecido que flojea mucho en la segunda mitad del metraje, además de que es muy "teatral". Sin embargo "Horror of Dracula" es fantástica de principio a fin, y Christopher Lee es un Drácula majestuoso. Una gran entrada, me ha encado leerla.
ResponderEliminarMe encanta la Hammer y tengo previsto verme, no tardando, todo el ciclo de Drácula que hicieron en su día. Coincido bastante en tu opinión sobre el Drácula del 31, me encanta aunque creo que es más redonda la del 58.
EliminarMe alegro mucho que te haya gustado la entrada, mil gracias por pasarte y comentar. Un abrazo.
¡Hola!
ResponderEliminarEsta versión de Drácula me parece simplemente genial. Pocos efectos especiales y escasas escenas truculentas pero destila una fuerza que muy pocos han igualado. A pesar de que es una adaptación muy libre, posee un encanto que, quizás (sólo quizás) se fue perdiendo a lo largo de las sucesivas (y muy entretenidas, vaya eso por delante) entregas de la saga. Lee está soberbio, Cushing, magnífico y el resto del elenco les acompañan muy bien. Sin duda, creo que este es el Drácula más primigenio de la saga y, como prueba, mi escena favorita cuya foto has puesto: la primera vez que el conde, con los ojos inyectados en sangre, se presenta como vampiro. Sublime.
Muy buena entrada, compañera.
¡Nos leemos!
Muy de acuerdo con tu comentario, para mí es un acierto lo que comentas de la escasez de efectos y escenas truculentas porque así tiene más mérito que Drácula nos de miedo. El resto de la saga ya no es tan potente como esta primera entrega pero es lo que dices, son muy entretenidas y Lee hace que suba el nivel cada vez que aparece.
EliminarMuchas gracias por el comentario y por pasarte, un abrazo