Hace unos días saltó la noticia: un científico afirmaba haber descubierto la identidad de
Jack el Destripador. Ni un médico, ni un miembro de la familia real, Jack el Destripador era un peluquero polaco. La realidad es que,
a pesar de lo que digan estas pruebas,
va a ser muy difícil tener la plena certeza de que este hombre fue quien estaba
detrás de los atroces crímenes que aterrorizaron al barrio londinense de Whitechapel a finales del siglo XIX. A mí siempre me ha parecido un personaje
fascinante por todo lo que hay en torno a su identidad y, concretamente, la
película que ocupa la entrada de hoy le pone nombres y apellidos. Por supuesto,
cualquier parecido con la realidad es pura ficción porque, en este caso, el sanguinario
asesino se enfrenta nada más y nada menos que al gran Sherlock Holmes. Os
presento Estudio de Terror.
Sherlock Holmes (John Neville) y el Doctor Watson (Donald Houston) se
involucran en la investigación de unos crímenes que tienen conmocionado a Londres
entero: los de Jack el Destripador.
En líneas generales, Estudio de Terror es una película correcta, bien
llevada y bastante entretenida. El principal atractivo de la cinta es ver el
duelo de titanes que se desarrolla entre uno de los detectives más famosos de
la literatura, del cine y la televisión y uno de los asesinos más célebres de
todos los tiempos. Los roles más importantes están bien desarrollados,
destacando Robert Morley como Mycroft Holmes y la presencia de una joven Judi
Dench en uno de sus primeros papeles en el cine. Sobre John Neville, quien se
encarga de dar vida a Sherlock Holmes, podemos decir que sin ser una de las
mejores representaciones del detective, está más que correcto. Su Holmes es lo
suficientemente arrogante y estirado pero a la vez inteligente y elegante como
para que los fans de este personaje quedemos satisfechos con su interpretación.
En cuanto a la identidad del asesino, permitidme que no comente nada ya que
hasta el final no se desvela y si diese cualquier pista sobre ese personaje,
gran parte de la gracia de la película desaparecería.
En ese sentido, en el referente al desarrollo de la trama, la película está
bien expuesta. Estamos ante la típica cinta en la que cualquiera puede ser el
asesino y hasta el último momento sospechas de todo el
mundo. Me gustan mucho ese tipo de películas, del estilo de las novelas de Agatha Christie,
en las que los indicios parecen no apuntar hacia un lugar concreto y Estudio de
Terror es una de ellas. También tiene a su favor lo bien hilados que están
entre sí los datos referentes al detective de Baker Street y los referentes al
destripador de Whitechapel y, por ese lado, ayuda mucho la ambientación, con
una escenografía muy lograda (esas callejuelas llenas de niebla) y un muy buen
diseño de vestuario. Y, finalmente, hay que destacar las escenas de asesinatos, concretamente una en la que la cámara y el asesino se funden, de manera que el espectador adopta el punto de vista del criminal, sin duda, una de las escenas más logradas de la película.
Estudio de Terror no es una obra maestra ni la mejor película que podáis
ver sobre Sherlock Holmes o Jack el Destripador pero es una película que va a
gustaros por su desarrollo pausado pero seguro, su buena ambientación y un
puñado de actores que dan lo mejor de sí mismos para componer una historia
entretenida que os transportará a la Inglaterra victoriana.
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