Durante los años 30 hubo una pareja de actores del cine de terror que
despuntaban por encima del resto, Boris Karloff y Bela Lugosi. Por separado,
eran un importante reclamo en taquilla por lo que era cuestión de tiempo que la
Universal les hiciera coincidir en la misma película. Finalmente, acabarían
trabajando juntos en ocho ocasiones entre las que se cuentan El Cuervo, La
Sombra de Frankenstein o la película que ocupa esta entrada, Satanás, que fue la
primera película en la que compartieron pantalla.
Una pareja de recién casados se verá obligada a compartir parte de su viaje
con el doctor Vitus Werdegast (Bela Lugosi). A causa de un accidente, la
pareja acompañará al doctor a su destino, la residencia del ingeniero Hjalmar
Poelzig (Boris Karloff), un hombre siniestro con el que el doctor parece
compartir algo más que una simple amistad.
Satanás se inspira en el cuento El Gato Negro, escrito por Edgar Allan Poe
en 1843. La verdad es que hay poco del cuento en la película así que aprovecho
y os lo recomiendo porque seguramente sea uno de los más escalofriantes que
escribió Poe. Como digo, relato y película no tienen mucho que ver pero si en
algo coinciden es en el terror que provocan ambas historias. La verdad es que,
y sin que sirva de precedente, el título que se le puso en España al traducir
el original es mucho más acertado que el que tenía en origen porque el tema del
satanismo tiene mucho más peso en el desarrollo del film que el gato negro al
que alude el título.
La mala noticia es que esta película tiene una serie de fallos que hacen
que el resultado final no sea precisamente redondo. El guión apunta maneras
pero no está muy bien hilvanado. Además, los personajes no tienen casi profundidad
de manera que entre el guión pobre y los personajes a medio esbozar, hay
momentos en los que casi ni comprendemos que es lo que pasa en pantalla. Si a
todo esto le unimos que el clímax final es demasiado apresurado, tenemos como
resultado una película que quiere abarcar mucho pero que se limita a arañar la
superficie. Y es una auténtica pena porque hay unos cuantos detalles que
podrían haber conseguido que Satanás fuese una auténtica cima del cine de
terror de todos los tiempos.
Entre esos detalles a destacar que podemos ver en Satanás está la presencia
de temas tan atrevidos y escabrosos, como la necrofilia o los rituales
satánicos pero, sobre todo, la escena final del enfrentamiento entre Boris
Karloff y Bela Lugosi. Cómo ya os podéis imaginar, no hay violencia explícita
en la película pero, de todos es sabido, que muchas veces no hace falta enseñar
ni una sola gota de sangre para conseguir aterrorizar a los espectadores y esta
escena es de esas. Pero no penséis que
esa escena final a la que aludo es lo único terrorífico de la película porque
tan inquietante es esta como la de la ceremonia satanista o la de la primera
visión del sótano de la mansión de Karloff.
Además de los archiconocidos Boris Karloff y Bela Lugosi podemos ver en los
créditos de la película otros nombres relevantes. En el papel de Peter
Alison, uno de los recién casados que se
ven envueltos en esta trama, vemos a David Manners, quien ya había interpretado
papeles similares en Drácula (Tod Browning, 1931) y La Momia (Karl Freund, 1932) pero quien
realmente llama la atención es Edgar G. Ullmer, uno de esos artesanos del cine
que suplía la falta de medios a golpe de imaginación. Entre los títulos más
destacados de este director a reivindicar están Barba Azul (1944), Detour
(1945) o El Ser del Planeta X (1951).
A pesar de todos sus fallos,
Satanás es una película altamente recomendable que gustará a los amantes del
cine de terror de los años 30, a los fans de Karloff y Lugosi y a los que
devoran cualquiera de las producciones de la Universal en su época dorada.
PD: a pesar de compartir título original con The Black Cat (Albert S. Rogell, 1941) y en la que, curiosamente, también trabajó Bela Lugosi, las películas no tienen nada que ver la una con la otra .
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