Esta
semana ha llegado a nuestras carteleras uno de los llamados a ser blockbuster
del año, El Amanecer del Planeta de los Simios. Esta
película es la segunda parte de una saga iniciada en 2011 con El Origen
del Planeta de los Simios, película que puede ser tomada como precuela
de la mítica El Planeta de los Simios (Franklin J. Schaffner, 1968).
Will
(James Franco) es un científico que dedica todos sus esfuerzos a encontrar una
cura para el alzheimer y, para ello, no duda en realizar todo tipo de pruebas
con monos. Cuando el experimento en el que trabaja es cancelado, se hace
cargo de César (Andy Serkis) un bebé chimpancé que desde el primer momento
demostrará poseer una inteligencia superior a la del resto de sus congéneres.
Si
contamos la película recien estrenada, la saga de los simios se compone de 8
películas. A falta de ver El Amanecer del Planeta de los Simios, lo que
tengo claro es que El Origen del Planeta de los Simios es la
segunda mejor película de la saga, tan solo superada por la película original,
la de 1968. También hay que decir que tanto las secuelas de los años 70 como el
flojo remake que Tim Burton perpetró en 2001 son muy inferiores a estas dos,
así que tampoco es que Rupert Wyatt lo tuviera muy complicado para sacar
adelante algo medianamente decente.
El Origen
del Planeta de los Simios tiene una
virtud: un excelente personaje principal. César (Andy Serkis) es el sostén de
la película y el resto de personajes orbitan a su alrededor. César es quien
hace que el film valga la pena, quien te invita a seguir la trama con interés y
quien consigue que te identifiques con la causa de los simios, algo que no
había sucedido en las anteriores entregas. A mí, en concreto, esto de que te
hagan identificarte o demonizar un bando no es algo que me guste pero, en este
caso, lo acepto, porque las penalidades que sufren los simios e incitan a la
rebelión que encabeza César son totalmente creíbles. Y precisamente, esa es una
de las cualidades más destacables de César, su credibilidad.
En el lado
negativo no hay nada especialmente escandaloso pero porqué, dejando de lado
aspectos tan positivos como los referidos a César, abunda la mediocridad. La
verdad es que había leído críticas bastante entusiastas sobre esta película
pero no veo nada que la haga merecedora de ella. No creo que esta película haya
supuesto ningún hito para el cine de ciencia-ficción, algo que sí que
consiguió, en cambio, la película de 1968. Es un blockbuster resultón y
entretenido, bastante más consistente de lo que suelen ser las primeras partes
que hemos visto en los últimos años pero, si exceptuamos la todopoderosa
presencia de César y el tramo final, poco más hay que destacar.
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