Hoy es viernes y eso significa que se renueva la cartelera cinematográfica. Esta semana nos llega (por fin) uno de los estrenos más esperados de la temporada, X-Men: Días de Futuro Pasado, secuela directa de la que, en mi opinión, es la mejor película de superhéroes de los últimos años: X-Men: Primera Generación.
En X-Men. Primera Generación conoceremos los orígenes de dos de los personajes más carismáticos de la saga de X-Men: El Profesor X y Magneto. En aquellos tiempos, Charles Xavier (James McAvoy) y Erik Lehnsherr (Michael Fassbender) , además de amigos, eran aliados en su lucha contra un poderoso mutante llamado Sebastian Shaw (Kevin Bacon) con el que Eric tiene una cuenta pendiente.
Tengo que reconocer que nunca he sido muy fan de las películas de superhéroes. Excepto muy contadas excepciones, no son películas que me atraigan de entrada y mucho menos ahora que se inician sagas y más sagas, que no parecen tener fin, protagonizadas por este tipo de personajes. Por ello, es bastante raro que haya visto todas las películas que, hasta la fecha, componen el ciclo de los X-Men. Supongo que tiene mucho que ver el hecho de que, en el momento en que empezó está saga, la cartelera no estaban tan saturada de este tipo de películas (X-Men es de 2000) pero también es cierto que algunos de los personajes que salen en ellas me parecen de lo más interesantes.
Uno de los personajes que siempre me ha gustado mucho es Magneto así que, cuando me enteré de que iba a ser uno de los pilares de la película que nos ocupa y que, encima, quien le iba a dar vida era Michael Fassbender (uno de mis actores favoritos del momento) mi interés por el proyectó aumentó considerablemente.
Como ya he dicho, creo que es la mejor película de superhéroes que he visto en los últimos años ya que, entre otras cosas, combina a la perfección momentos espectaculares con momentos más íntimos. Siempre asociamos una película de superhéroes con efectos especiales y, al final, directores y guionistas con menos saber hacer tiran por ese camino de manera que ofrecen un espectáculo visual pero prácticamente carente de contenido. En este caso pesan tanto las escenas de acción como las más pausadas, esas en las que los personajes simplemente "hablan" y vamos conociéndoles de verdad.
Lo mejor de la película es el duelo interpretativo entre James McAvoy y Michael Fassbender que demuestran que, sólo con darle la posibilidad a los actores de hacer su trabajo sin necesidad de recurrir a efectos digitales constantemente, la calidad de una película sube considerablemente. Ambos están de maravilla pero la estrella de la función es Fassbender, que parece que ha nacido para interpretar un personaje tan ambigüo como el de Magneto. Tampoco podemos olvidarnos de Kevin Bacon, que cumple a la perfección en el rol de oponente principal.
Como colofón, un par de puntos a reseñar. Por un lado, dos aspectos técnicos muy destacables y que ayudan positivamente a la cinta, como son la partitura de Henry Jackman, que, sobre todo, en los momentos más épicos suena de la manera más conveniente, y la ambientación de la época, muy conseguida y convincente. Y, por el otro lado, el cameo de Lobezno, que supone el momento más cómico de toda la película.
Viendo el buen resultado de esta película tengo bastantes esperanzas de ver algo estimable en X-Men: Días de Futuro Pasado, ojalá no me equivoque.
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