martes, 2 de junio de 2015

Tiburones en Venecia (Danny Lerner, 2008)

Hay películas malas, películas pésimas y luego está Tiburones en Venecia. Sin embargo,la cuestión no es analizar por qué está película es tan mala o si sus creadores merecen ser demandados por perpetrar semejante bodrio, porque lo que realmente importa es ¿cómo puede haber gente en este mundo que no la haya visto ya? Señoras y señores, ponga en off el cerebro y acompáñenme en este repaso a una de las bazofias más alocadas que he visto nunca: Tiburones en Venecia.


David Franks (Stephen Baldwin) llega a Venecia dispuesto a saber la verdad sobre el fallecimiento de su padre, quien murió cuando buceaba en los canales de Venecia mientras buscaba pistas del tesoro de los Médici. Lo que David no se puede imaginar es que los canales de esta bella ciudad esconden un terrible y letal secreto.



Sin haber visto esta película, y con los datos que sinopsis y título nos facilitan, ya nos podemos hacer a la idea de que si por algo va a destacar Tiburones en Venecia es por su desbordante imaginación. Y es que lo único realmente bueno que se puede decir de esta cinta es eso, que su trama es de lo más imaginativa y, aunque a lo mejor para algunas personas se pasa de surrealista, en mi opinión si te embarcas en un proyecto de estas características, cuanto más lejos estés dispuesto a llegar, mejor.

Por eso y, aunque la película es una auténtica porquería a muchos niveles, el hecho de que el guionista de Tiburones en Venecia decidiera ir a lo loco con el argumento, hace que esta película sea de visionado casi obligatorio para cualquier fan de la caspa cutre cinematográfica. Y es que una película que mezcla escualos gigantes con la búsqueda de un tesoro perdido y, que, para colmo, está protagonizada por un “actor” de la talla de Stephen Baldwin no puede ser tomada en serio bajo ningún concepto porque para lo único que puede servir es para troncharse con ella.

Y, la verdad, yo me he reído mucho con ella. No llega al nivel de otras obras maestras de la caspa como son Sharknado o Piraña 2 pero es que lo de estas dos es intencionado y lo de Tiburones en Venecia no y, claro, se nota que le falta mala leche y más humor. Porque el principal pero que le pondría a esta cinta es eso, que va de seria, pero es que el resultado final es tan bizarro que por mucho que los creadores pretendieran hacer algo serio, con el planteamiento que tenían lo más lógico es que les saliera el tiro por la culata.

No me voy a poner a analizar las contradicciones de la historia porque hay tantas que no sabría ni por dónde empezar, lo único que voy a hacer es reiterar mi recomendación a todas aquellas personas que disfrutan con este tipo de cine.


Y acabo con la misma reflexión que hago siempre que veo películas de este estilo y me doy un paseo por ciertos portales de internet donde la gente cuelga sus críticas. Mi duda es ¿qué esperan encontrar algunos cuando se ponen a ver una película llamada Tiburones en Venecia? Tengo muy claro que hay que tener un paladar “especial” para que te gusten este tipo de películas pero de ahí a indignarse por la misma…sinceramente, en este caso el fallo no está en la película sino en los que se ponen a ver algo así tomándoselo en serio. 

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