Hay películas
malas, películas pésimas y luego está Tiburones en Venecia. Sin embargo,la cuestión no
es analizar por qué está película es tan mala o si sus creadores merecen ser
demandados por perpetrar semejante bodrio, porque lo que realmente importa es
¿cómo puede haber gente en este mundo que no la haya visto ya? Señoras y señores, ponga en off el
cerebro y acompáñenme en este repaso a una de las bazofias más alocadas que he
visto nunca: Tiburones en Venecia.
David Franks (Stephen
Baldwin) llega a Venecia dispuesto a saber la verdad sobre el
fallecimiento de su padre, quien murió cuando buceaba en los canales de
Venecia mientras buscaba pistas del tesoro de los Médici. Lo que David no se
puede imaginar es que los canales de esta bella ciudad esconden un terrible y
letal secreto.
Sin haber visto
esta película, y con los datos que sinopsis y título nos facilitan, ya nos
podemos hacer a la idea de que si por algo va a destacar Tiburones en Venecia es
por su desbordante imaginación. Y es que lo único realmente bueno que se puede
decir de esta cinta es eso, que su trama es de lo más imaginativa y, aunque a
lo mejor para algunas personas se pasa de surrealista, en mi opinión si te
embarcas en un proyecto de estas características, cuanto más lejos estés
dispuesto a llegar, mejor.
Por eso y, aunque
la película es una auténtica porquería a muchos niveles, el hecho de que el
guionista de Tiburones en Venecia decidiera ir a lo loco con el argumento,
hace que esta película sea de visionado casi obligatorio para cualquier fan de
la caspa cutre cinematográfica. Y es que una película que mezcla escualos
gigantes con la búsqueda de un tesoro perdido y, que, para colmo, está
protagonizada por un “actor” de la talla de Stephen Baldwin no puede
ser tomada en serio bajo ningún concepto porque para lo único que puede servir
es para troncharse con ella.
Y, la verdad, yo me he reído mucho
con ella. No llega al nivel de otras obras maestras de la caspa como son Sharknado o Piraña 2 pero es que lo de estas dos es intencionado y lo de Tiburones
en Venecia no y, claro, se nota que le falta mala leche y más humor.
Porque el principal pero que le pondría a esta cinta es eso, que va de seria,
pero es que el resultado final es tan bizarro que por mucho que los creadores
pretendieran hacer algo serio, con el planteamiento que tenían lo más lógico es
que les saliera el tiro por la culata.
No me voy a poner a
analizar las contradicciones de la historia porque hay tantas que no sabría ni
por dónde empezar, lo único que voy a hacer es reiterar mi recomendación a
todas aquellas personas que disfrutan con este tipo de cine.
Y acabo con la
misma reflexión que hago siempre que veo películas de este estilo y me doy un
paseo por ciertos portales de internet donde la gente cuelga sus críticas. Mi
duda es ¿qué esperan encontrar algunos cuando se ponen a ver una película
llamada Tiburones en Venecia? Tengo muy claro que hay que tener un
paladar “especial” para que te gusten este tipo de películas pero de ahí a
indignarse por la misma…sinceramente, en este caso el fallo no está en la
película sino en los que se ponen a ver algo así tomándoselo en serio.
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