Había muchas ganas de que llegara la noche de los Oscar y, como de
costumbre, el resultado no ha dejado indiferente a nadie. La gala prometía,
principalmente porque la elección de Neil Patrick Harris había sido muy
bien recibida en general y porque la edición del año pasado había dejado buenas
sensaciones con lo que estos Oscars 2015 parecían tener
suficientes ingredientes para ofrecernos una noche de cine. Empezamos.
Dice el refrán que lo que mal empieza, bien acaba y en este caso, la gala
de ayer fue lo mismo, pero del revés. Estos Oscars 2015 no pudieron
empezar de mejor manera con un número musical interpretado soberbiamente por Neil
Patrick Harris que, como poco, te ponía los pelos de punta. Lo malo es
que este momentazo fue prácticamente el único destacable de una gala larga,
aburrida y muy sosa. Si quitamos el momento petaca de Benedict Cumberbatch
(¿cómo no vamos a quererlo?) y la parodia de Birdman/Whiplash que
provocó que Neil Patrick Harris apareciera en el escenario en calzoncillos
(os suena ¿verdad?) los únicos buenos momentos de la noche nos los regalaron
los premios y algunos discursos. Una pena porque me cae muy bien Harris pero se
echó mucho de menos a Ellen DeGeneres
ayer noche.
Cómo digo, lo que sí dio algo de vidilla a la noche fueron los premios ya
que tanto para bien como para mal, hubo sorpresas. De entrada hay que decir que
las ocho cintas nominadas a mejor película se fueron con, como mínimo, un
premio para casa provocando que los premios estuvieran bastante repartidos. El
resultado final nos dejó a Birdman como la gran triunfadora de
la noche con cuatro estatuillas (mejor película, mejor director, mejor guión
original y mejor fotografía) seguida de El Gran Hotel Budapest, también con
cuatro premios (mejor banda sonora, mejor dirección artística, mejor vestuario
y mejor maquillaje) y completando el podio con Whiplash con tres Oscar
(mejor actor de reparto para J.K. Simmons, mejor montaje y mejor
sonido). Evidentemente, ante estos resultados sólo puedo deciros lo contenta
que estoy. Aún no he visto Whiplash pero sé que me va a
encantar (tengo un don para estas cosas y rara vez me equivoco) pero es que Birdman
y El
Gran Hotel Budapest eran las dos películas que más me gustaban de la
lista de nominadas así que me alegro enormemente que ambas se fueran para casa
con unos cuantos Oscars.
En el lado contrario está, como ya habéis deducido, Boyhood. La cinta de Richard
Linklater llegaba a la gala de ayer con la etiqueta de favorita gracias
al puñado de premios que había estado acumulando los últimos meses y, al final,
sólo se llevó el de mejor actriz de reparto para Patricia Arquette. En mi
opinión, suficiente porque la cinta de Linklater no me parece nada del otro
mundo, a ver si me animo en los próximos días y hago una crítica de esa
película, que la tengo reciente y tengo muchas cosas que decir sobre ella.
Pero no todo fueron alegrías esta noche ya que varias de las películas que más
me gustaron el año pasado se fueron de vacío para casa. Lo de Perdida
ya lo daba por hecho, sólo estaba nominada en una categoría (mejor actriz) y
todos sabíamos que esa estatuilla ya tenía dueña. También me esperaba lo de Relatos Salvajes porque Ida había encabezado la lista de
favoritos desde el principio y parecía que tan sólo Leviatán podía hacerle
sombra. Pero lo que no me esperaba, ni un millón de años, era que Cómo entrenar a tu dragón 2 no se llevara el premio a la mejor cinta de
animación. Es la segunda vez, casi consecutiva, que una película de Disney me da la noche (en 2012 fue Brave) y a este paso voy a cogerles una
manía enorme. Está en marcha una tercera parte de la franquicia del dragón más
adorable de toda la historia del cine así que aún me queda la esperanza de que, para esa ocasión, se le
reconozca a esta saga lo maravillosa que es.
Me quedan por comentar los premios al actor y a la actriz principal. Mi
favorito era Michael Keaton y no dejo de pensar en lo mucho que me
habría gustado verle con un Oscar. En cualquier caso, Eddie Redmayne hace una gran interpretación en La Teoría del Todo. Otro
día hablamos de la obsesión de la Academia por premiar compulsivamente las
interpretaciones que implican grandes transformaciones físicas o las de gente
con minusvalías o enfermedades, que a veces también hay que fijarse en otras
cosas a la hora de dar premios. Del premio a Julianne Moore, poco que decir. No
he visto la película pero es una actriz que me encanta así que me parece
perfecto que por fin tengo este premio.
Luego está el tema de los discursos, como el de Patricia Arquette,
reivindicando la igualdad de géneros o el de Graham Moore (mejor guión
adaptado por The Imitation Game) que quiso darle su apoyo a todos los que se
sienten diferentes al resto. La verdad es que acabó siendo una gala
reivindicativa pero cada uno de lo suyo con lo que quedó todo de lo más
pintoresco. Y lo más importante, la duración de los discursos, que lo bueno de
los Oscars es que no tienen ningún problema en poner la música y echar del escenario
a los que se ponen especialmente pesados (que aprendan otros).
Como veis la noche fue completita pero no puedo pasar por alto lo que
verdaderamente me hizo resistir el coñazo supremo que ayer tuve que tragarme y
eso fue poder comentar la gala vía Twitter con un montón de compañeros de El Club del Cinéfilo. Nos ha venido muy bien esta gala para ir calentando
motores para la de los Blogos de Oro en la que, ya os
aviso, voy a entregar el premio a la mejor película. Seguiré informando de los Blogos de Oro pero que sepáis que va a ser el acontecimiento cinéfilo virtual
del año y estáis todos invitados a participar en el mismo
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