martes, 10 de febrero de 2015

El Destino de Júpiter (Hermanos Wachowski, 2015)



Si hay una regla de oro en el cine que se cumple con demasiada asiduidad es esa que dice que cuando una película retrasa su estreno suele ser porque el resultado final no va a convencer a casi nadie. Y con esa idea en la cabeza es con la que hemos recibido la última película de los hermanos Wachowski, El Destino de Júpiter, más de medio año después de la fecha en la que estaba previsto su estreno.


Júpiter Jones (Mila Kunis) es una inmigrante de origen ruso que se dedica a limpiar casas mientras sueña con una vida mejor. Lo que Júpiter desconoce es que ella es una persona tremendamente especial, tanto que puede ser la causa por la que se desate una guerra interplanetaria de magnitudes totalmente desconocidas.

Voy a ir al grano y sin paños calientes: El Destino de Júpiter es un auténtico bodrio en el que pasas del aburrimiento a la vergüenza ajena en cuestión de minutos. Me da la sensación de que Los Wachowski, que ya se hicieron famosos hace unos años gracias a un argumento de locos, se han empeñado en creer que esa es la mejor manera de hacer una cinta de ciencia-ficción sin darse cuenta de que por muy disparatada que sea una historia, siempre tiene que tener coherencia y El Destino de Júpiter no la tiene en ningún momento. Con esta película pasa algo así como cuando alguien te habla de una persona que para ti es desconocida y, sin embargo, actúa como si la conocieses de toda la vida, vamos, que no te enteras de nada de lo que te está contado porque es la primera vez en tu vida que oyes hablar de esa persona y, en consecuencia, en cuestión de minutos te pierdes y dejas de estar interesado en el tema. Pues esto mismo pasa con El Destino de Júpiter porque de repente pasamos de ver a Mila Kunis fregando retretes a ver gente muy rara con orejas de fauno y armas súper chulas repartiendo galletas a diestro y siniestro sin entender de donde ha venido nada de esto. Y como este tipo de situaciones, en las que pasan cosas que no entiendes porque suceden, son muy comunes en El Destino de Júpiter llega un momento en el que desconectas por completo de lo que tienes delante en pantalla. Y casi mejor desconectar porque si no, lo que vas a tener delante, es uno de los espectáculos de pirotecnia más vacíos de contenido que he visto en pantalla grande en unos cuantos años. Eso y una historia de amor pueril, boba y sin ningún tipo de sentimiento porque, de entrada, la química entre Mila Kunis y Channing Tatum es totalmente inexistente y, después, es todo tan forzado y precipitado que en ningún momento nos lo llegamos a creer. Y de las orejas de fauno, mejor no digo nada.


De lo demás decir que espero que los que académicos que aún no han decidido a quien votar para el Oscar al mejor actor principal no vean esta película porque le hace un flaco favor a Eddie Redmayne en su pugna con Michael Keaton. No es que Eddie lo haga mal, es que el personaje es tan de lo peor que ni un actor con talento como él puede hacer que dejemos de pensar que su personaje es una caricatura de malo. En su defensa hay que decir que todos los personajes tienen el mismo aire caricaturesco y, que queréis que os diga, me parece mal que le hagan hacer de fantoche a cualquiera, pero hacerle eso a Sean Bean aka Ned Stark, me parece imperdonable.

Por más que lo busco, sólo puedo encontrar un aspecto positivo a esta película y es la banda sonora de Michael Giacchino. Una pena que quede prácticamente enmascarada por el efectismo constante en el cae esta película porque, como acompañamiento musical de otra cinta mejor hecha, seguro que hubiera lucido como merecía.


Siento ser tan dura pero es que estoy harta de que nos tomen el pelo. Estoy harta de directores que pegan un petardazo con una película y luego se tiran unos cuantos años viviendo de las rentas. Para bien o para mal, Matrix supuso un antes y un después en el cine de ciencia-ficción y fuimos muchos los que acogimos con agrado algunas de sus propuestas. Pero la realidad es que, desde entonces, no ha habido ni una sola película de los hermanos Wachowski que realmente haya seducido al público. Ya en la misma saga de Matrix empezaron a dar síntomas de anquilosamiento pero es que en las películas que han venido después han recibido, muy merecidamente, más palos que alabanzas. Así que la duda que tengo es ¿se les habrá acabado a los Wachowski ya el crédito o aún les dará para rodar otra película? Y, sobre todo ¿podemos volver a esperar algo bueno de ellos? Cómo se suele decir, el tiempo dirá. Mientras tanto, pasad de este bodrio y no os gastéis un euro en verlo porque ni la curiosidad de saber si a Sean Bean se lo cargan a mitad del metraje as usual merece el desembolso de dinero

4 comentarios:

  1. Otra crítica más que me reafirma para no verla, siento que la hayas sufrido pero gracias por evitármelo a mi ;)

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  2. Para eso estamos, compañero. Si con mi crítica puedo evitar que algunos no sufráis ese bodrio, el tiempo perdido en ver esta película estará bien empleado.

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  3. Coincido con Javi, ya sois varios los que ponéis la película a caldo y si ya no tenía muchas ganas de verla, ahora aún menos.

    Muy buen trabajo compañera.

    @Ociopalabras

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    1. Como le dije a Javi, si puedo evitar que alguien más sufra con este bodrio, bienvenido sea :)

      Muchas gracias por la visita, Alejandro

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