Sólo con echarle un ojo al argumento ya nos hacemos una idea de que Cocodrilo está plagada de los clichés que abundan en este tipo de cintas. Desde el momento en el que aparecen los protagonistas, sólo pedimos que llegue la hora en la que el bicharraco empiece a comérselos porque son absolutamente insufribles.
Vale. Esto es, lamentablemente, lo esperado en esta producciones. Los personajes suelen ser unos cretinos, tienen un desarrollo nulo que siempre se construye a base de tópicos y las interpretaciones lamentables. Digamos que eso va en el pack. Pero de ahí que, a cambio, se nos ofrezca la posibilidad de gozar con la parte en la que sucumben entre las fauces de la bestia. Y ahí es donde vienen los problemas.
Lo malo es que los momentos de despiporre, son tan locos e innecesarios, que hacen que el visionado de esta película sea casi obligatorio si eres fan de este tipo de producciones. Hay una escena digna de la saga Sharknado, un cocodrilo con unas capacidades nunca vistas en estos animales y un momento con aroma redneck que promete más de lo que da, pero que anima el cotarro justo en el momento en el que te planteas porque sigues viendo esto. Y, qué narices, que al bicho casi le coges hasta cariño. Que le tocan las narices innecesariamente y quienes lo hacen son estupidos de solemnidad.
No os la voy a recomendar, me caeis demasiado bien como para hacer algo así. Pero, como ya he dicho, si te va la Serie B más de lo peor y te encantan las pelis de terror acuático casposillas, dale una oportunidad. Seguro que has visto cosas peores que esto
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