jueves, 22 de septiembre de 2016

El seductor (Don Siegel, 1971)

Alabama, Georgia, Luisiana. El sur de Estados Unidos, el sur profundo, los llamados Estados Confederados durante la Guerra de Secesión. Estos lugares, de belleza salvaje y abrupta, los hemos visto en la gran pantalla en incontables ocasiones. El cine nos ha hecho ver que esta zona es ideal para que se desarrollen historias llenas de pasión y drama pero también nos lo ha mostrado como el lugar idóneo para el mal, para el terror o para el crimen. El seductor tiene un poquito de todo eso y mucho más ¿te animas?


Clint Eastwood es John Mc Burney, un soldado yanki que durante la Guerra de Secesión es herido de gravedad. Para su suerte, se encuentra en las inmediaciones de un colegio para señoritas del sur y es rescatado por una de las alumnas pero su llegada a ese lugar convertirá a la escuela en una olla a presión a punto de explotar.



El seductor es una película de esas a las que algunos críticos le han puesto la etiqueta de "inclasificable". Otros lo consideran un western y hay quienes opinan que es un drama. Personalmente, yo lo tengo claro: El seductor es una cinta de terror psicológico. Y ¿en qué me baso para hacer esta afirmación? porque tiene todos los elementos que le podemos pedir a una película de esas características. Para empezar, la trama se desarrolla en un lugar cerrado, apartado casi por completo del resto de la humanidad. El soldado está confinado allí, primero porque es un soldado enemigo y segundo porque sus heridas le impiden moverse, pero también las niñas y las profesoras son prisioneras del lugar, porque saben que sólo estarán protegidas si se mantienen a este lado del muro. Sobra decir cuantas películas de terror psicológico hay en las que nos encontremos algo similar.

Por si no fuera poco, uno de los elementos más destacables que tiene esta película y que es clave a la hora de rodar una gran cinta de terror es su atmósfera malsana. Dentro de los elementos que conforman esta atmósfera malrollera es muy importante la ubicación de la historia. Ya hemos comentado la importancia de que sea un lugar cerrado pero es que, además, el colegio está enclavado en una zona recondita llena de vegetación, abrupta e inhospita. Hemos perdido la cuenta de la cantidad de veces que hemos visto historias sangrientas y/o terroríficas ambientadas en esa parte del mundo. Sus características geográficas hacen que el sur de Estados Unidos parezca ser el lugar ideal para asesinos en serie varios y, con esos antecedentes, ya vamos sobreaviso ante lo que nos podamos encontrar. Además, el hecho de que, miremos a donde miremos, sólo haya vegetación tras los muros del colegio, le confiere a la historia un aire de irrealidad, como de cuento de hadas. Ese toque onírico se acentúa porque en unas cuantas ocasiones vamos a escuchar y a ver los pensamientos de la gente y, que queréis que os diga, teniendo en cuanta las cosas tan raras que tienen algunos en la cabeza, mejor no saber lo que piensan.

Otro elemento que afecta enormemente a que la situación en el colegio acabe siendo insostenible y, por tanto, es de especial relevancia a la hora de crear la atmósfera de la película, es el sexo. Pocas veces hemos visto un Clint Eastwood tan sexual como en esta película. Siempre he pensado que, de joven, era un hombre muy atractivo, pero nunca lo he visto como un animal sexual, del estilo de Marlon Brando, y, sin embargo, en esta cinta está a la altura del Brando de Un tranvía llamado deseo. Este elemento sexual es el que implica que todo salte por los aires, porque él explota su sexualidad al máximo para seducir a las mujeres del colegio sin darse cuenta de que lo que va a provocar es una de las emociones más primarias y peligrosas que puede experimentar un ser humano: los celos. Tenemos celos y posesión, pero también tenemos sexualidad reprimida (la de las profesoras) y sexualidad incipiente (la de las alumnas). Una a una, las mujeres del colegio empiezan a caer rendidas a los encantos de Clint Eastwood y él pretende aprovecharlo en beneficio propio. Al principio funciona pero sabemos que eso va a acabar mal

En el cine de terror es muy habitual encontrar monstruos, reales o ficticios, pero también es muy habitual encontrar películas protagonizadas por personajes ordinarios que empiezan a comportarse de manera terrorífica ante determinadas situaciones. Tal y como sucede en El seductor. En ese sentido, el elenco femenino, con Geraldine Page y Elizabeth Hartman a la cabeza, cumple sobradamente. En cuanto al personaje de Geraldine Page, la directora del colegio, hay mucho que decir ya que, a través de flashbacks iremos conociendo los secretos de su pasado. Atención en este punto. Como ya sabéis, son muchas las películas que, por culpa de la dictadura, nos han llegado mutiladas. En El seductor lo que se hizo fue servirse del doblaje para modificar un personaje y hacerlo correcto a ojos del Régimen. De esto me enteré al ver la película doblada con subtítulos, algo que hago siempre que veo películas antiguas dobladas porque ya me he encontrado varias de estas.

El seductor es una película terrorífica. Es una película morbosa, psicológica y perversa. Una película que aborda temas tan jugosos como la sexualidad, los celos y las pasiones humanas más bajas. Es una película de terror psicológico con toques de terror gótico ambientada en uno de los lugares más propicios del mundo para que se desarrolle una historia de miedo. Tenéis que verla sí o sí.

PD: parece ser que en 2017 va a estrenarse un remake de esta película dirigido por Sofia Coppola y protagonizado por Colin Farrell, Nicole Kidman, Kirsten Dunst y Elle Fanning. Con esa directora, puede que salga algo interesante pero va a ser difícil llegar a los niveles de la cinta de Siegel. Habrá que estar al tanto.





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