No soy nada fan de James Bond. Si
os digo la verdad, hasta que Daniel Craig llegó a la franquicia, cuento con los
dedos de una mano las películas de Bond que he visto enteras pero desde la
primera vez que vi Skyfall supe que ésta iba a ser distinta. Es una película
que me encanta, tanto que a cada revisionado que le doy, más me gusta y, por
eso, llevaba tiempo queriendo dedicarle una entrada especial. Y
después de mucho pensar cómo hacerlo, he decidido tomar como base la nota que le
doy a esta película, un nueve, para daros no una, ni dos ni tres sino hasta
nueve razones por las que Skyfall es mi película Bond. Empezamos.
SPOILERS: abstenerse de seguir
leyendo todas aquellas personas que no hayan visto Skyfall.
1. Los títulos de crédito y la música:
No hay película de James Bond en
la que no encontremos unos títulos de crédito espectaculares, una sobresaliente
canción que los acompañe y, como no, su característico tema. En Skyfall vamos a
encontrar unos imponentes títulos de crédito, oscuros, casi siniestros y con un
toque onírico que hipnotiza, aspecto que se ve incrementado por la sugestiva
voz de Adele. En cuanto a la canción interpretada por esta artista, para mi está, sin duda, entre las mejores que han acompañado a Bond durante toda su historia.
2. Los diálogos:
Son ágiles, llenos de dobles
sentidos y de referencias al pasado de la saga (¿qué esperabas, un bolígrafo
explosivo?). También hay constantes referencias a la dicotomía nuevo/viejo.
Desde el principio nos dejan claro que estamos asistiendo a la renovación
de la saga pero, a la vez, constamentemente encontraremos guiños a lo que han sido los
cincuenta años de Bond en el cine.
Otro aspecto positivo son los
toques de humor que aparecen en repetidas ocasiones. Es un humor con muy mala
baba, casi negro (el ciclo de la vida) que en ningún momento pretende darle
un toque cómico o jovial a la película pero que consigue divertir al ver a Daniel Craig ocurrente, respondón e, incluso, sarcástico.
3. James Bond ¿acabado?
Si algo le podemos agradecer a
Daniel Craig es que, por fin, nos ha demostrado que James Bond es humano. Desde
que el actor escocés da vida a este agente británico, hemos visto a 007 sufrir
como nunca pero en ninguna otra ocasión los efectos han sido tan demoledores
como en Skyfall. De entrada, en la escena previa a los títulos de crédito nos encontramos con que Bond es abatido y todos le dan por muerto. Cuando sigue la
historia, lo veremos en un estado físico lamentable, tanto que es
incapaz de pasar las pruebas físicas a las que se somete. Además, a lo largo de
la película las referencias a su edad y a su estado van a ser constantes, de
manera que muchas veces nos planteamos si estamos asistiendo a la última
película protagonizada por el personaje.
4. El villano:
Otro de los grandes atractivos de
las películas de James Bond son sus villanos y el de esta película se lleva la
palma por icónico, malvado y zumbado. Javier Bardem está en su salsa dando vida
a Raoul Silva, un ex agente del MI6 reconvertido en ciberterrorista. Silva está
chiflado pero eso no le impide ser un adversario letal y, sobre todo,
tremendamente inteligente. A diferencia de otros antagonistas pasados, Silva no
tiene un alocado plan para dominar el mundo ya que él lo único que quiere es
vengarse de M (Judi Dench). Para conseguir su objetivo elaborará un intricado plan que quizá
en algunos momentos nos puede parecer algo forzado pero no deja de ser tremendamente
efectista.
5. Las nuevas incorporaciones:
Dentro de esa aire de renovación
parecen enmarcarse las nuevas incorporaciones aunque, la realidad, es que no es
oro todo lo que reluce. En primer lugar, tenemos a Eve Moneypenny (Naomie
Harris) y, después, a los nuevos M (Ralph Fiennes) y Q (Ben Whishaw). Miss
Moneypenny es un personaje nuevo en la era Craig pero perfectamente reconocible
para los fans de la saga. En esta entrega se le da un especial protagonismo ya
que, por primera vez, la vemos como agente de campo. Es llamativo que no se
desvele su identidad hasta el final de la película, justo en el mismo momento
en el que descubrimos que el nuevo M va a ser Gareth Mallory. En mi opinión,
todas estas nuevas incorporaciones van en la misma línea de reforzar que la
saga quiere renovarse pero dejando claro que va a hacerlo sin renunciar a la
esencia Bond.
6. El desarrollo de la película:
Los hechos se van sucediendo en
cascada, como si fueran fichas de dominó cayendo. Tenemos la sensación de ir
fluyendo de un suceso a otro con precisión y sin que se nos vaya desvelando ni
un solo dato de lo que vamos a encontrarnos. Aunque también la hay, no es una
película plagada de acción y, sin embargo, el ritmo es dinámico y no decae en
ningún momento. Me gustan especialmente los dos puntos de inflexión que cambian
el rumbo del film. El primero se produce cuando, tras atrapar a Silva, éste se
escapa y nos damos cuenta de que, igual que el MI6, hemos caído en su trampa.
El segundo se produce cuando, tras el ataque en la sala de vistas, M y Bond
huyen a Escocia. Si contamos la escena inicial, tenemos el resultado de que la
película se reinventa hasta tres veces y, en todas ellas, lo hace a un nivel
excepcional.
7. Las imágenes:
A lo
largo de la película nos vamos a encontrar un puñado de imágenes sin diálogos
que son de las que se te quedan en la retina durante mucho tiempo por su
simbolismo y su fuerza narrativa. Yo me
quedo con tres. En primer lugar, cuando James Bond cae desde el puente (que enlaza
maravillosamente bien con el inicio de los títulos de crédito), en segundo
lugar, cuando vemos a M contemplando los ataúdes de los agentes caídos tras el
atentado a la sede del MI6 y en tercer lugar la llegada de Bond al Casino de
Macao.
8. Las escenas:
Skyfall
dura más de 140 minutos y no son pocas las escenas que hacen que merzca la pena
invertir casi tres horas de tu vida en ver esta cinta. Si tuviera que
recomendaros sólo tres, me quedaría con la escena de lucha en el rascacielos de
Shanghai, con ese espectacular juego de luces y sombras, la escena en la que
conocemos a Silva en la isla abandonada y la escena del tiroteo en la sala de
vistas a la que llegamos tras la huida de Silva del MI6 y la implacable
persecución que inicia Bond para atraparlo.
9. Escocia: los orígenes:
La tercera
vez en la que esta maravilla se reinventa es en el momento en el que James Bond abre
la puerta de un garaje y aparece el Aston Martin DB5, coche mítico para cualquier fan de la saga. Podríamos decir que este coche funciona a modo de máquina del tiempo ya que, una vez que nos montamos en
él, nos dirigimos derechos a conocer los orígenes de Bond.
Y los
orígenes de Bond, están en Escocia, en una casa llamada Skyfall. Al llegar allí,
la historia se vuelve más tosca y primitiva, casi como si fuera una
prolongación del desolado paisaje que envuelve el lugar en el que nació James
Bond. Es el momento del enfrentamiento final y ante nuestros ojos se va a
desarrollar una lucha a muerte en la que sólo puede quedar uno y, al final, ya sólo queda una rata.
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Normalmente acabo mis reseñas diciendo si merece la pena ver la película o serie en cuestión. En este caso no hay dudas de cuál es mi opinión. Os doy nueve razones por las que esta
película es tan especial. Os doy nueve razones por las que esta película me encanta.
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