Hay determinadas ocasiones en las
que una serie te engancha incluso antes de que la hayas visto. Puede ser el
argumento, su elenco o, simplemente, un par de imágenes, pero algo en esa
producción hace que te mueras de ganas por verla. A todos los seriéfilos nos
pasa de vez cuando y, esta temporada, una de las series a las que más ganas le
tenía era El Infiltrado.
Jonathan Pine (Tom
Hiddleston) es un ex soldado que trabaja como gerente de hotel y que, a
causa de un hecho dramático, entrará en contacto con el traficante de armas Richard
“Dickie” Onslow Roper (Hugh Laurie) con la intención de
infiltrarse en su red criminal.
El Infiltrado se basa en una
novela homónima de John Le Carré, así que ya os podéis hacer una idea de que lo
que nos vamos a encontrar es una historia de espías llena de tensión. Sin
embargo, lo primero que tenéis que saber de esta serie es que su mejor cualidad
no es la historia en sí.
De entrada hay que decir que el elenco es espectacular. Tom
Hiddleston está inmenso, tanto cuando se mete en la piel de servicial
empleado de hotel, siempre dispuesto a satisfacer los deseos y necesidades de
sus clientes, como cuando nos muestra su lado más duro mientras está infiltrado
en el entorno de Roper. Y Roper aka Hugh Laurie es otro que tal baila. Frío,
despiadado y consiguiendo que se nos pongan los pelos de punta con sólo una
mirada. Capítulo aparte hay que dedicarle a Olivia Colman, quien da
vida a la agente de inteligencia que ayuda a Pine a infiltrarse. En la novela
el personaje era masculino, pero en la versión televisiva han decidido poner a una
mujer en su lugar y, en mi opinión, ha sido una decisión muy acertada. Olivia
Colman es una grandísima actriz y, personalmente, me encanta que se
primen las cualidades interpretativas por encima de otras. En cuanto a su Angela
Burr, os llamará la atención su determinación y tenacidad.
Este interesante trío
protagonista coincide en algo: todos son
implacables y cuando toman una decisión, no pararán hasta conseguir su objetivo.
También son complejos, con muchas aristas, y los vamos conociendo sin prisas,
dándole tiempo a cada personaje para que se vaya desarrollando. Es cierto que a
Jonathan
Pine lo conoceremos de una manera detallada más rápidamente que al
resto, pero es lógico que sepamos sus motivaciones para comprender como se
acaba metiendo en un embolado semejante. Algo que me ha gustado mucho es que no
hay ni héroes ni villanos. No hay duda de que cada personaje está en un bando pero no hay ningún intento de manipular al
espectador haciendo que simpatice con los buenos y deteste a los malos y en
eso es crucial que los personajes sean tan realistas. En este sentido, me ha
gustado especialmente Dickie Roper, porque lo más fácil
hubiera sido mostrárnoslo como un ser desalmado y de ningún modo sucede eso. No
me voy a detener más en el reparto, pero no quiero terminar este apartado sin
mencionar a otros actores que también están estupendamente como son Elizabeth
Debicki ,Tom Hollander o Antonio de la Torre.
Otro gran acierto de El
Infiltrado es su ambientación. A lo largo de los seis capítulos que dura
esta miniserie viajaremos a Egipto, Suiza o España y lo haremos casi
literalmente, ya que gran parte de la producción se rodó en espacios naturales.
Evidentemente, el hecho de rodar en los mismos lugares en los que se desarrolla
la acción es un plus, pero, además, se nota que hay un gran trabajo de equipo
para conseguir que cada escenario sea absolutamente perfecto. Vamos, que queda
patente que en esta miniserie sus creadores no han escatimado esfuerzos porque
querían ofrecernos algo de calidad. Y lo consiguieron, no hay duda.
Tenemos un gran reparto y una
ambientación detallista y cuidada ¿queda algo más? Sí, la manera en que nos
cuentan la historia. El primer capítulo
de El Infiltrado es una auténtica
maravilla a nivel narrativo. Apenas estamos empezando cuando ya nos
sentimos atrapados por la trama y, lo hace de tal manera, que somos incapaces
de despegarnos del sillón durante todo el metraje. Si tuviera que definiros la
trama en una sola palabra os diría que es envolvente, porque es como si fuera
una red que se va desplegando poco a poco y, finalmente, te atrapa. También hay
que reseñar lo bien que se va dosificando la tensión. Provocar tensión al
espectador de manera forzado es muy sencillo, hacerlo de una manera natural,
fluida y sin estridencias es mucho más difícil y eso sólo se consigue
manteniendo un buen pulso narrativo. Y de eso le sobra a El Infiltrado. Por ponerle un pero, creo que en
los dos capítulos finales hay momentos en los que planea la sensación de que la trama está un pelín alargada. Quizá
hubiera sido una serie completamente redonda si hubieran condensado un poco más,
pero eso ya nunca lo sabremos. Aun así, no lo considero un gran defecto porque la serie empezó tan por lo alto que es
difícil mantenerse a ese mismo nivel durante seis capítulos. Lo último que quiero comentar en lo que a la narrativa se refiere es que hay un aspecto que, aunque no esté del todo relacionado con ella, ha contribuído a darle solidez a la historia. Y es que todos los capítulos han sido dirigidos por la misma persona, Susanne Bier, y es algo que se nota de tal manera que, más que ver una serie, tenemos la sensación de estar viendo una película de 360 minutos.
Seguro que no dejáis de escuchar
eso de que estamos viviendo la edad dorada de la televisión. Por mi parte, no
cabe la menor duda, ya que desde hace unos años el nivel es altísimo, y si el
2016 nos va a traer series tan buenas como El Infiltrado, vamos a seguir
diciendo lo mismo durante una buena temporada.
PD: un gallifante para la nena por haber escrito esta entrada sin haber dicho ni una sola vez lo guapérrimo que está Tom Hiddleston en esta miniserie. Que sepáis que es muy difícil no hacerlo, cualquier fan de este hombre me comprenderá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario