El cine de superhéroes vive su
etapa dorada y parece que va para largo. Las grandes productoras han encontrado
un filón en los cómics y no tienen intención de dejar de explotar la gallina de
los huevos de oro, de manera que ya se atreven a dar luz verde a películas
protagonizadas por un personaje tan irreverente como Deadpool. Señoras y señores, cómo dijo Ryan
Reynolds vía Twitter, vamos a
partirnos el ojete.
Wade Wilson (Ryan
Reynolds) es un mercenario bocazas, mal hablado y poseedor de un
sentido del humor más negro que un túnel sin bombillas. Un día, Wade conoce a
la horma de su zapato, Vanessa (Morena Baccarin) una prostituta con
un carácter tan peculiar como el suyo, y empiezan una relación que parece va a
ser de las que duran toda la vida. Pero a Wade le diagnostican un cáncer
terminal y, en busca de un tratamiento que le cure, acaba sometiéndose a un
experimento que le cambiará por siempre jamás.
Si le echamos un vistazo a la
sinopsis de Deadpool es fácil darse cuenta de que su estructura es la de
chico conoce a chica, chico y chica se enamoran y chico y chica tienen que
luchar contra viento y marea para disfrutar de su amor. Vamos, la de las
películas pastelosas de toda la vida. Pero
la cuestión con Deadpool no es el qué
sino el cómo. Hoy en día es muy difícil contar una historia que sea
realmente distinta, el cine es un producto de consumo y se hacen películas como
churros, por ello, en muchas ocasiones, el espectador sale de las salas de
proyección con la sensación de que lo que acaba de ver ya lo ha visto en
demasiadas ocasiones. También hay que reconocer (las recaudaciones así lo
demuestran) que determinadas fórmulas funcionan a pesar de ser repetitivas, por
eso, puede que lo más inteligente sea simplemente darle otro tono a las que ya
conocemos para hacer algo que resulte fresco y novedoso. Primer acierto de Deadpool.
Está claro que los creadores de Deadpool
no han descubierto la fórmula de la Coca-cola
pero sí que le han dado un lavado de cara a un género que lo necesitaba como el
comer. La buena acogida de Guardianes de
la Galaxia vino a demostrar algo que muchas personas veníamos diciendo
desde hacía tiempo, que el cine de
superhéroes necesitaba más irreverencia y menos buenismo. Ahora que estamos
en petit comité y nadie nos escucha,
os diré que no soporto la corrección del Capitán
América y que Supermán me parece
un petardo pero que, en cambio, Lobezno
me parece un tío grande ¿entendéis por dónde voy? No me gustan nada los
superhéroes correctos pero me encantan los antihéroes, por eso me lo pasé pipa
con Guardianes de la Galaxia y por
eso disfruté como una enana con Deadpool.
Aunque una cosa es ser un
antihéroe al estilo de Lobezno, los
de Los Guardianes de la Galaxia o Ant-man y otra cosa es lo de Deadpool.
Quizá, de todos los que he nombrado el que más se le parezca sea Lobezno (no en vano ya han dicho que la
próxima de Lobezno también va a tener
calificación
R) pero, hasta la fecha, a donde
ha llegado Deadpool no ha llegado nadie. Nunca hemos visto un superhéroe
tan poco consciente de eso de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad y
ese es otro gran acierto de Deadpool. Wade Wilson no tiene el
más mínimo problema en usar sus habilidades para su beneficio propio, no está
dispuesto a sacrificarse en aras de unos elevados ideales pero sí que va a
hacer lo imposible por salvar a su chica cuando ésta es secuestrada por el malo. Y ahí está una de las claves por las
que está gustando tanto este personaje. Wade Wilson no es una buena persona, no tiene una moralidad al uso (si es que eso existe) y tampoco es políticamente correcto pero, como cualquier ser humano, tiene sus límite y, por supuesto, no consiente que hagan daño a los suyos así que ¿por qué no usar sus habilidades para conseguir resarcirse?
Ya hemos llegado a la conclusión
de que Deadpool es un antihéroe nada correcto y gamberro y que estas
dos “cualidades” han provocado que el
público haya conectado enormemente con esta película, pero otro de los
elementos que van a hacer que esta película acabe el año en los puestos más altos
de las listas de recaudación es su peculiar
sentido del humor. Primero, es negro hasta decir basta y segundo, no deja
títere con cabeza. Y es que, a lo largo de esta cinta va a haber pullas para
todo el mundo, empezando por el propio Ryan Reynolds, al que le recuerdan
su primera (y desafortunada) incursión en el cine de superhéroes, pero también
va a haber palos para los X-Men y el cine de superhéroes en general, para los productores y
los espectadores e, incluso, para (hay que tenerlos cuadrados) Liam
Neeson (me estoy imaginando una pelea a guantazo limpio entre el tito Neeson y Deadpool y estoy babeando).
Y qué decir de las innumerables roturas de la cuarta pared
que hacen que nos sintamos parte de la película. Leo por ahí que eso es algo
que el personaje original suele hacer en los cómics (que me corrija algún fan
si no es cierto) y, en mi opinión, este recurso no sólo es un acierto sino que
se convierte en uno de los grandes puntales de la película. También lo es la
propia planificación y estructura del film, desde los títulos de crédito, que ya
avanzan el despiporre que nos vamos a
encontrar, hasta el desarrollo de la trama a base de flashbacks.
Para finalizar, no quiero pasar
por alto la interpretación de Ryan Reynolds. No es un actor al que
haya seguido con interés hasta la fecha ya que, si repasamos su filmografía, lo
que más abundan son los bodrios o las mediocridades, pero hay que reconocer que
parece haber nacido para interpretar este personaje. Hay que ser un cachondo
para implicarse en un proyecto de esta categoría y, encima, hacerlo tan bien. Es un
actor bastante joven y es muy arriesgado decir esto, pero tiene toda la pinta de
que este va a ser el papel por el que siempre va a ser recordado. Del resto del
plantel, poco se puede decir, pero no porque lo hagan mal, es que el resto de
los personajes quedan totalmente eclipsados porque la reina del baile es Deadpool
y queda claro desde el minuto cero.
Acabo ya, que en cualquier
momento se me aparece Deadpool y me pone como los trapos
por cansina. Que vayáis a verla, que no recuerdo la última vez que me reí tanto
en una sala de cine y que no sólo es que ésta va a ser, casi seguro, la mejor
película de superhéroes del año, muy posiblemente será una de las películas del
2016.
PD: sí, claro, hay escena post-créditos y cameo de Stan Lee
PD2: que no, no es una película para niños, hay gore, hay desnudos y muchas palabras malsonantes.
Cuando supe que la estrenaban en febrero me puse en lo peor.Sabes de sobra que es un mes idóneo para colocar películas fallidas...
ResponderEliminar¡Qué equivocado estaba! Calcadito al tebeo,señorita,es todo lo que te puedo decir.Si quieres saber si me gustó o no,pásate por mi blog.:)