miércoles, 10 de agosto de 2016

La noche de los gigantes. Un western que tienes que ver sí o sí


Nunca he sido muy fan del western pero eso no significa que no haya disfrutado enormemente de ese género. El problema, creo yo, es que hay que saber elegir porque, al haber tantísimas películas con esa temática, es fácil que nos cuelen morralla por menos de nada.Y también pasa muchas veces que auténticas joyas no tienen el renombre que merecen, que es lo que ocurre con La noche de los gigantes.

Sam Varner (Gregory Peck),  es un explorador del ejército recién retirado que lo único que quiere es volver a su casa. En su viaje de regreso le acompañarán una mujer, Sarah Carver (Eva Marie Saint), y su hijo, quienes fueron rescatados de un campamento apache en el que estaban retenidos. Lo que no se imagina Sam es el peligro que supone llevar esos compañeros de viaje.
 


La noche de los gigantes no es un western al uso. De hecho, yo la calificaría como una película de terror que transcurre en el oeste porque recurre a tantos elementos habituales del fantástico que, al final, del western toma la ambientación y poco más. La noche de los gigantes es la historia de una caza implacable, la de Salvaje, un indio apache que va tras la mujer y el niño que acompañan al personaje de Gregory Peck en su viaje. La mujer ha pasado muchos años secuestrada en el campamento apache y, durante ese tiempo, ha tenido un hijo con Salvaje. Por este motivo, cuando es liberada por el ejército y se va para no volver, Apache irá tras ella dejando a su paso un reguero de cadáveres. Hasta aquí, parece que estamos ante una típica historia del oeste, pero la diferencia es el enfoque que se le da a la misma.

Lo que más llama la atención de esta joya es la manera en que se dibuja al villano. De entrada, no tiene nombre. O mejor dicho, no tiene un nombre "humano", se llama Salvaje. Pero, además, su manera de atacar es igual que la de cualquier depredador, sigilosa, inesperada y sangrienta. Vamos, que en nuestra cabeza empieza a formarse la idea de que Salvaje no es un ser humano, es un animal. A esto hay que unirle que no vemos a Salvaje hasta bien avanzada la película y que, cuando por fin lo vemos, apenas vislumbramos partes de su anatomía o su sombra ¿os suena? es exactamente lo mismo que se hace en multitud de monster movie,  por ejemplo, Tiburón. Salvaje no tiene nada que envidiarle a cualquier serial killer que se os venga a la cabeza. Es letal, sanguinario y despiadado como el que más. También es implacable porque se ha fijado un objetivo y no piensa parar hasta lograrlo y su víctima, la mujer, que lo sabe mejor que nadie, está aterrorizada. Cuántas veces hemos visto lo mismo en el cine de terror ¿verdad?

Seguimos. El enfrentamiento final. Aquí os recomiendo no seguir leyendo si no habéis visto la película porque es bastante complicado comentar esta parte sin destripar más de lo que me gustaría. Esta parte es larga y es en la que se hace más evidente esa asimilación por parte del asesino de los rasgos de un depredador animal. Es en este momento en el que Salvaje tiene más presencia (tanto física como sugerida) y se convierte en protagonista de la función. El final está cerca, el asesino se toma su tiempo y la tensión del momento traspasa la pantalla. Primero, el asedio. Los humanos permanecen escondidos, a salvo, mientras la bestia les acecha. La sensación que tenemos es claustrofóbica pero también sentimos miedo. Miedo porque no sabemos qué va a pasar. La tensión sigue subiendo. Una a una, todas las personas que viven en el rancho van muriendo. Es como una especie de Diez negritos. Ya sólo quedan la mujer, su hijo y el personaje de Gregory Peck. En este momento ya tenemos claro que vamos a presenciar una lucha a muerte entre el hombre y la bestia. Sube aún más la tensión. Gregory Peck sale a cazar a Salvaje. Y digo cazar con todo conocimiento porque Peck no persigue a un hombre, persigue a un animal. Llega la lucha final. Es primitiva, sucia y el indio acaba muriendo de una manera salvaje, tal como vivió, tal como mueren las bestias.

En La noche de los gigantes hay indios y vaqueros. Hay sombreros, rifles y caballos. Hay paisajes polvorientos y ranchos. Pero eso es todo. No se siguen los dictados tradicionales del western, se siguen los dictados del terror. Por eso es una película tan especial. Por eso tienes que verla sí o sí

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