Podemos llamarlos muertos vivientes, zombies o infectados porque tienen muchos nombres y cada uno con sus particularidades, pero, independientemente de eso, la realidad es que el cine de zombies (o como queramos llamarlo) está de moda. También es verdad que para ver un título decente hay que ver muchas inmundicias por eso cuando llega un título como Train to Busan quienes disfrutamos con este tipo de cine estamos de enhorabuena.
Mientras un extraño virus se expande por Corea del Sur provocando que las personas se conviertan en muertos vivientos sedientos de sangre, los pasajeros del tren con destino a Busan deben luchar por llegar a su destino con vida.
Ya hemos dicho que cuando un topic se pone de moda, abundan los productos de calidad dudosa. Cuando ese topic se enmarca dentro del cine de terror, las posibilidades de ver subproductos y bodrios son aún mayores, por eso, ver una cinta tan estimable como Train to Busan es una auténtica delicia. Train to Busan no aporta nada nuevo, lo que nos cuenta lo hemos visto muchas veces, pero nos lo cuenta tan bien y con tan buen saber hacer que parece que estamos viendo algo novedoso.
El principal acierto de Train to Busan es ser capaz de mantener la tensión de una manera constante durante sus casi dos horas de metraje. La acción arranca rápidamente, apenas hay unos minutos al principio para conocer la problemática de los personajes y, enseguida, empieza la fiesta. Reitero, es un gran acierto porque dota a la cita de un gran dinamismo y porque consigue que nos mantengamos pegados a la butaca desde el principio. Y nos mantenemos pegados a la butaca porque la película es acción en estado puro, porque la trama avanza a la misma velocidad que el tren va camino de Busan y, sobre todo, porque hay escenas frenéticas y zombies, muchos zombies.
Sí, queridos, hay zombies a cascoporro. Hordas de zombies corredores que se mueren por comer carne humana. Y sabemos que con esas hordas y una buena planificación podemos disfrutar de grandes escenas. Se intentó en Guerra mundial Z pero ya sabemos que el resultado no fue el esperado. Train to Busan coge ese punto de partida (atrás quedaron los tiempos en que los zombies eran seres torpes y lentos) y lo supera con creces, regalándonos un producto infinitamente superior que hace que Train to Busan se ponga al nivel de los grandes hitos del género
Es una realidad que lo visual sobresale en esta película y, aún así, los personajes están muy bien esbozados gracias a unos diálogos que revelan todo lo que necesitamos para ir conociéndoles. Quizá alguno esté estereotipado de más y la evolución de alguno es demasiado previsible, pero la realidad es que, a diferencia de lo que suele pasar con el cine de terror al uso, nos parecen personajes reales y creibles. En esta misma línea va otro de los grandes aciertos de Train to Busan: su crítica social. Personalmente, me resulta muy gratificante este aspecto porque establece una conexión directa de esta cinta con el cine de Romero. Clásica que es una, que le vamos a hacer.
Train to Busan tiene todos los ingredientes necesarios para convertirse en la mejor película de zombies (o infectados) de los últimos años y una de las mejores de todos los tiempos. Tiene terror, tensión y entretenimiento. Te gustarán los zombies, te gustarán los personajes y disfrutarás enormemente del viaje. Creo que hay que levantarse y darle un aplauso a Yeon
Sang-ho, director y guionista de la película, porque ha conseguido hacer una
cinta que ha entrado directamente en el olimpo del género. Llevábamos mucho tiempo esperando algo así y, por fin, ha llegado. Que gusto da empezar este nuevo año así.
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