Dicen que la televisión vive una
época dorada y, la verdad, es que llevamos unos años en los que la pequeña
pantalla nos da muchas alegrías. Por desgracia, la inmensa mayoría de esas
alegrías nos llegan de otros países ya que, excepto contadas excepciones, la
ficción patria sigue teniendo un nivel muy flojo. Hoy toca hablar de una serie
que, de entrada, parecía ser algo distinta al resto pero que ha acabado cayendo
en los mismos errores de siempre. Empezamos.
Mar de Plástico es la
historia de la investigación de un asesinato. Mientras se desarrolla la
búsqueda del asesino iremos descubriendo que en el pueblo de Campoamargo, el
lugar en el que se desarrolla la acción, todo el mundo es sospechoso y, sobre
todo, todos tienen algo que ocultar. Hasta aquí, como veis, es un whodunit
(¿quién lo hizo?) de libro así que ¿qué ha hecho que esta serie pareciera
diferente?
Tengo que reconocer mi debilidad
por este tipo de series, whodunit que cae en mis manos, whodunit
que me trago pero, en este caso es que, además, daba la sensación de que los
creadores habían decidido tomarse en serio el producto que tenían entre manos.
Y sí, se ve un interés en darle un contenido formal a la serie y se le da al
entorno en el que se desarrolla la acción un papel protagonista del mismo modo
que se hizo en joyas televisivas de la
talla de True Detective (la primera
temporada, claro) o Broadchurch, sin
embargo, aunque el paquete parece otro, el contenido es el mismo.
Antes de darle cera a la serie
voy a decir que no todo es malo. En primer lugar, está lo que ya he comentado
en relación al entorno. La acción se desarrolla en un pueblo del sur de España,
uno de esos lugares plagados de invernaderos y el peculiar paisaje que conforman
estas edificaciones tiene una presencia casi constante. Esa presencia, unida a
la aridez del paisaje y el calor sofocante que siempre parece hacer, contribuye
a la creación de una atmosfera agobiante. Y esta atmosfera lo que hace es
aumentar la angustia que ya de por sí produce una investigación de asesinato tan
complicada. En segundo lugar, todo lo que se refiere al asesinato y a su
resolución está bastante bien articulado. No es perfecto y hay unos cuantos
flecos sueltos pero la identidad del asesino y sus motivaciones son lo
suficientemente consistentes como para que el espectador quede satisfecho con
la resolución del caso. Y en tercer lugar…pues no, no hay “en tercer lugar”.
Las cosas como son, pero no hay mucho más que decir
en cuanto a las cosas buenas de Mar de Plástico porque, por
desgracia, son más sus defectos que sus cualidades. Vamos a empezar por lo que
más destaca para mal, su elenco actoral. Si echamos un vistazo a los nombres del
reparto vemos que comparten serie actores bastante conocidos con rostros
totalmente nuevos. Entre los conocidos destaca para mal Rodolfo Sancho, quien o
bien nos engañó en El Ministerio del
Tiempo o bien no estaba nada motivado con esta serie y, para bien, destacan
Pedro
Casablanc y Patrick Criado, quienes, además, van a protagonizar algunas de
las escenas más destacables de la serie. Mención aparte merece Jesús
Castro, ese chico al que lo único que le puedo decir es que nos haga un
favor a todos y se busque un buen profesor de interpretación ya. En realidad,
si me apuráis, ese mismo consejo se lo daría a la inmensa mayoría de
intérpretes de esta serie porque el nivel es lamentable.
Y eso nos lleva a algo que ha
sido una constante en los productos televisivos españoles: poner por delante
una cara bonita antes que el talento. Supongo que, en este caso, quejarse sirve
de poco ya que sí se lleva haciendo desde hace tanto tiempo es porque es lo que
demanda el público pero lo que tiene que tener todo el mundo claro es que con
esas concesiones es imposible ofrecer productos de calidad.
A este bajo nivel de actuación le
tenemos que añadir, también, que lo de “menos es más” es un concepto que no
existe en la televisión española, ya que nos encontramos con una serie que,
planificada con mejor criterio, hubiera funcionado estupendamente como
miniserie. Es cierto que sólo han sido 13 capítulos y que duraban poco más de
una hora pero la cantidad de subtramas de carácter romántico que se han ido
abriendo a lo largo de la serie han hecho que, por momentos, se haya hecho
eterna. En realidad, a medida que pasaban las semanas, la sensación de que la
acción sólo avanzaba mediante cliffhangers
al final del capítulo cada vez era mayor, ya que durante el resto del capítulo
parecía que lo único que veíamos eran las ridículas andanzas sentimentales de
la repelente pandilla de adolescentes del pueblo.
Como veis, no es que haya quedado
muy conforme con la serie. No voy a decir que me haya decepcionado porque, a
pesar de que había cosillas que me hacían tener esperanza, soy muy escéptica
con la ficción televisiva española y no me hago nunca muchas ilusiones. Sin
embargo, creo que se podía haber sacado mucho más de lo que nos ha ofrecido y,
teniendo en cuenta que tal y como ha terminado la serie todo apunta a que va a
haber una segunda temporada, miedo me da lo que va a pasar en la próxima
entrega.
PD: no he comentado nada sobre lo
de la cutrez de los acentos andaluces o la manía de tener que meter (innecesarias)
escenas de sexo escandalosas per se
ya que no considero que se cuenten entre los pecados capitales de la serie
pero, estos y otros errores, han ayudado a que mi percepción general de la
serie sea de lo más pobre.
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