miércoles, 3 de agosto de 2016

Stranger Things ¿Por qué nos está gustando tanto?

Nadie puede decir lo contrario. Stranger things es la serie del momento. Quizá es mucho decir que es la serie del año pero lo que está claro es que todo el mundo habla de ella y, la inmensa mayoría, sólo tiene cosas buenas que decir ¿Por qué? ¿Qué tiene de especial la nueva serie de Netflix? vamos a verlo.


Por si alguna persona aún no sabe de que va esta serie, Stranger things nos cuenta la historia de un niño que desaparece sin dejar rastro. Una vez comienza la búsqueda, su familia, amigos y la policía, empiezan a darse cuenta que la naturaleza de la desapareción de este chico es, cuanto menos, diferente.



En cuanto a temática ya vemos que esta serie no tiene un punto de partida especialmente innovador, hay muchas series y películas sobre desapariciones forzadas de diversa índole, pero ¿qué es lo que hace a Stranger things diferente? todo lo demás.

Lo primero, lo más importante: Stranger things no es una serie ochentera es una serie de los ochenta. Ser ochentera y ser de los ochenta, aunque lo parezca, no es lo mismo. Y no es lo mismo porque una cosa es ambientar una serie en una época determinada y otra muy distinta recrear el espíritu de ese momento. Stranger things lo consigue. A veces, cuando vemos una serie que se desarrolla en otro tiempo, notamos de una manera más o menos sutil que estamos visionando algo de una época pasada visto desde la perspectiva de nuestro momento, pero eso no me ha pasado ni una sola vez mientras veía esta serie. Todo lo contrario, me sentía como si hubiera viajado en el tiempo. Si a eso le sumamos la cantidad de referencias a clásicos del cine de los ochenta que tiene, comprenderemos el éxito que esté teniendo la serie.

Porque si en esta serie es importante la ambientación, no os cuento lo que supone ser un fabuloso homenaje al fantástico de los ochenta como pocas veces se ha visto. Cuando ves Stranger things ves a John Carpenter, a Steven Spielberg, a Tobe Hooper, a Wes Craven o a David Cronenberg, sin olvidar que, por supuesto, hay mucho de Stephen King. No me voy a poner a desgranar las referencias porque hay montones de vídeos por la red que son la mar de ilustrativos, pero os diré que es igual de de divertido ver esta serie e ir cazando las referencias que hacerlo cuando vemos una peli de Tarantino. Personalmente, hubo dos aspectos que me engancharon desde el primer momento: que recurrieran a Carpenter y su maravillosa capacidad a la hora de crear atmósferas y que bebieran tan directamente de una de mis películas favoritas, Cuenta Conmigo.

Y es que, aunque pueda parecer que todas esas referencias fomentan que la serie sea una frikada, no lo es en ningún momento, porque, y vuelvo al primer punto, todo está tan bien hilado que ayuda a aumentar esa sensación de que estamos viendo una serie de los ochenta. Tomemos como ejemplo al grupo de niños protagonistas. Se pasan el día con la bici a cuestas, juegan a Dragones y Mazmorras, hablan de Star Wars, tienen posters de Tiburón y ven en la tele He-Man. Vamos, llevan una vida similar a la que podría llevar cualquier crio de los ochenta. Y por eso, no parece nada forzado. Por eso, los que vivimos esa época, sentimos que hemos viajado al pasado y los que no, no tienen la sensación de que les meten las referencias por los ojos porque lo que están viendo es, por así decirlo, natural.

En este sentido funcionan muy bien los títulos de crédito, la música, el vestuario (las chicas y los chicos del instituto parecen sacados de una cinta de John Hughes) o la fotografía. Cada elemento forma parte de un conjunto perfectamente unido en el que todo funciona con la precisión de reloj. A mi me vienen a la cabeza dos cosas: que la labor de documentación para hacer esta serie ha debido ser bestial y, sobre todo, que los hermanos Duffer, los creadores, son unos devotos del cine y la cultura de los ochenta.

Sí, ya sé que no os he contado casi nada de la trama de la serie y tampoco os he hablado nada del elenco, pero no es casual. Igual que en Stranger things nada es casual, mi olvido tampoco lo es. Porque en esta serie lo de menos es saber cuál ha sido el destino de Will, el chico que ha desaparecido. Tampoco importa mucho si Winona Ryder va a volver a la primera línea, porque lo que hace especial a esta serie son otras cosas. Seguramente no va a ser la mejor serie que veamos este año y muy posiblemente no ganará ningún premio, pero, da igual, Stranger things es como montarse en el Delorean de Doc y eso le da muchos puntos para acabar siendo una serie de culto a reivindicar desde ya mismo.

Si eras de los que los sábados por la tarde dejabas de hacer cualquier cosa porque daban V, los Visitantes, si lloraste en el cine viendo E.T. El extraterrestre o alguna vez gritaste eso de "Por el poder de Grayskull", apúntate esta serie porque ya tienes plan.

PD: dicen que hay Stranger things para rato. Confío en Netflix y su buen criterio, pero creo que con una temporada sería suficiente. Sin desvelar detalles, el final es el que tenía que ser. Mejor dicho, es el que debía ser para no desentonar con la atmósfera que, capítulo a capítulo, la serie ha ido creando.

PD2: tengo muy buena opinión de Stranger things pero eso no quita para que vea los fallos, algunos bien gordos, que tiene. Concretamente hay uno referente a una desaparición posterior a la de Will que es verdaderamente sonrojante. Pero, a pesar de todo, la serie funciona estupendamente como entretenimiento y se le pueden perdonar esas meteduras de pata.

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